También estoy en Facebook, Twitter, LinkedIn e Instagram
Isabel Del Rio, Isabel del Río Sanz, @IsabelDlRio y @miransaya
Terapias naturales y holísticas en ANIMA

jueves, 14 de enero de 2010

Una gran noticia que quiero compartir: ¡próxima publicación de mi nuevo libro!


Buenas noches amigos y lectores,

Tengo una gran noticia que quiero compartir con todos vosotros, ¡voy a publicar un nuevo libro!

He firmado un contrato para publicar en catalán y castellano mi próximo libro con La Galera.

Estoy muy emocionada con el proyecto, y ver la ilusión que le ponen todos me carga las pilas.

Por ahora sólo puedo decir que está previsto que salga para las futuras Navidades del 2010, seguramente en otoño, pero no os puedo dar fechas exactas. Ya os iré informando.

Además, desde aquí quería agradecer de todo corazón a todos aquellos que me habéis ayudado a llegar hasta aquí, porque sin vosotros esto no sería posible, y a todos los que estáis siempre ahí apoyándome con cada nuevo proyecto.

Un abrazo muy fuerte y hasta pronto,

Isi



domingo, 10 de enero de 2010

Astrid, capítulo 43: Traición en la cama



Viernes, 18 de julio de 2008

En Barcelona


La cara cambiante de la luna ya ha visto demasiadas veces a Noa visitando mi cama. La otra noche apareció con una rosa roja.

—Una semana —musitó, y empezó a besarme.

Tío Bernard no nos había encontrado nunca, no sospechaba nada. Mi plan se estaba desmoronando, pero no me atrevía a echarlo atrás. No disfrutaba. No lo hacía por diversión. Descargaba todo mi odio en aquellos minutos para mí interminables.

—¡Au! —se quejó —. No me muerdas tan fuerte, Astrid.

A veces se me iba la mano, o los dientes, pero mi ira era más fuerte que yo misma y, quizá, si él gritaba Bernard aparecería por la puerta y le echaría, me regañaría, me rogaría que no volviera a hacerlo, pero sólo soñaba despierta mientras Noa reptaba sudoroso por mi piel.

Empezaba a perder la esperanza a medida que Noa la reforzaba. Ambos teníamos un deseo: que nuestro amor fuera correspondido. Pero la noche no prometía nada, sólo nos permitía yacer escondidos y jadeantes en sus tinieblas. Él, por designios del corazón, sin querer contemplar su traición. Yo, por sentimientos más viscerales, recordando a cada momento la sonrisa de una amiga, su cariño y fidelidad, su corazón roto si se enteraba de todo aquello.