BIOGRAFÍA
Fernando Clemot (Barcelona, 1970) es un escritor español, especialmente reconocido como autor de cuentos y novelas. Ganó el Setenil (2009) al mejor libro de cuentos publicado en
España con Estancos del Chiado. También posee los premios Kutxa Ciudad
de San Sebastián, Barcarola, Art Nalón, Ciudad de Hellín y el Ciutat de
Viladecans, entre otros. Ha quedado finalista de los premios Hucha de Oro,
Julio Cortázar de La Habana, Ciudad de Cádiz, premio de la UNED o de La
Felguera. Como novelista su primera novela El golfo de los Poetas (Barataria,
2009) fue elegida para representar a España en el First Novel Festival de
Budapest del año 2010. Fue finalista del Premio Nacional de Narrativa de 2010.
Ha colaborado como
crítico literario y columnista en revistas como Quimera y Culturamas. A partir de mayo de 2013 se hizo cargo de la dirección de
la revista Quimera. Desde 2010 dirige los talleres de narrativa creativa de la Universidad
Autónoma de Barcelona e imparte clases en dicho centro.
ENTREVISTA
Polaris es una historia oscura y asfixiante, en que la locura
del presente se mezcla con la irrealidad del recuerdo y el sueño. Una metáfora
y una crítica feroz a nuestra sociedad y creencias.
I. ¿Cómo llegaste a idear una trama como esta, con unos
personajes complejos y perturbados, un poder capaz de manejar el alma de sus
individuos, y una realidad tan cruda? ¿Cuál fue la chispa creativa que le dio
lugar?
FC. Siempre me gustaron las historias de barcos y marinos.
En mi juventud fui un buen lector de Verne, Stevenson, Conrad y de la única
novela de Poe (Arthur Gordon Pym). Más
tarde Patrick O’Brien. Todos autores para los que el mar significaba misterio y
aventura con mayúsculas. Es posible que una mezcla de todo ello esté en el
inicio de Polaris, con más peso del Arthur Gordon Pym (una novela imperfecta
pero llena de peso y tensión) y posiblemente de El corazón de las tinieblas, de Conrad.
Siempre quise escribir una novela de
barcos, desde mi juventud, incluso por el camino quedó alguna novela fallida
con esta orientación.
I. Uno de los puntos que más impresionan es el detalle con
que describes el mundo en que se mueven los personajes, la época, el barco, los
puertos y sus gentes, el mar y las islas. ¿Ha sido arduo el trabajo de
documentación?
FC. Quizá más meticuloso que arduo. Tenía alguna experiencia
en ese tipo de lenguaje aunque cuando se habla de un tema con fondo técnico (y
un barco lo es) tienes que tener cuidado en cómo nombras y por dónde se mueven
los personajes. Cuando hay un ámbito cerrado suelo tener siempre un plano (en
este caso del barco) delante del ordenador, hasta que lo memorizo. Una buena
señal de que este tipo de novelas funciona es que el lector también sepa por
dónde se mueven los personajes y al final de la novela tenga un buen dibujo del
escenario.
I. Los personajes son realmente complejos, en especial el
Doctor Christian ¿Cómo desarrollas sus personalidades? Algún consejo para
aquellos que están inmersos en sus primeros manuscritos.
FC. Cuando escribo trato de pensar como piensan ellos. No
escribo como si fuera yo sino como si estuviera representando el pensamiento
del personaje. Christian es complejo, un personaje aterrado. Creo que refleja
bien los miedos y fantasmas que también tenemos en nuestra sociedad (ansiedad,
hipersensibilidad, miedos, etc.) y lo representa en una época (los años
sesenta) en que medicarse con ansiolíticos o antidepresivos era excepcional.
Ahora un treinta por ciento de la población o más se medica y tampoco hemos
arreglado gran cosa. El miedo tiene una enorme capacidad de adoptar nuevas
máscaras, de reproducirse y mutarse, y así estamos.
I. ¿Tienes algún método de escritura? ¿Qué es lo primero
que haces antes de ponerte a escribir?
FC. Tengo métodos distintos de composición para la novela o
para un libro de cuentos. Siempre parto de un borrador (más férreo en el caso
de la novela) y el método de trabajo también es distinto para los dos géneros.
La novela exige una inmersión absoluta, adaptar tu vida a los horarios que te
pide ella, un trabajo continuo y entregado que no te demanda de una forma tan
radical el libro de cuentos.
I. ¿Cómo ha sido y es tu experiencia en el mundo editorial?
¿Qué consejo le darías a un autor novel que esté buscando casa para su obra?
FC. Pese a que completé estudios de Edición nunca me he
considerado un editor. He tenido que lidiar con los temas técnicos (imprentas,
gramajes, maquetaciones, galeradas, el trato con los autores, etc.) pero nunca
fue esta la parte que más me atrajo. Me gustó más otros trabajos como la
corrección o la gestión general de un proyecto. Quizá por eso ahora que soy
director y no editor de una revista me siento más cómodo que en otros trabajos.
En cuanto al consejo me acojo a una frase de
Flaubert que decía que en la literatura hace falta tanto talento como una
paciencia de santo. Tenía razón, te mueves siempre con plazos largos, de meses,
de años hasta que ves completado un libro. En el tiempo de la inmediatez la
escritura exige valores que parecen que están a la baja como el tesón o el
perfeccionismo. Paciencia, paciencia y paciencia, no sé si de santo pero
paciencia.
I. ¿Por qué empezaste a escribir?
FC. Por accidente y tarde (con veinticinco o veintiséis)
aunque creo que la pasión siempre estuvo ahí, imagino que un poco enlarvada. Fui
un muy buen lector desde la infancia hasta los treinta años. Ahora me he vuelto
un poco puñetero y leo menos, selecciono mucho. Me gustaría recobrar esa pasión
por la lectura, tan febril, que tuve durante ese tiempo.
I. ¿Cómo te definirías como escritor?
FC. Me es difícil decirlo. Como decía Baroja hay escritores
que tienen una gran carga sentimental y hay otros que son fotógrafos. Yo
posiblemente estoy gastando el bagaje sentimental y estoy empezando a ser
fotógrafo. También creo que soy bastante técnico. Me importa tanto lo que
escribo como la forma.
I. ¿El escritor nace o se hace?
FC. Se hace. Sin ninguna duda.
I. Se habla mucho del autor de hoy en día, ¿cuál crees que
es su papel en el mundo actual?
FC. El papel del escritor se ha visto reducido en las
últimas décadas, como el del editor también. El marketing, los departamentos de
ventas son ahora los protagonistas. Podríamos soñar con que los escritores
tienen el mismo peso que tuvieron en un tiempo en que eran una de las puntas de
lanza del pensamiento pero eso ya es historia. Somos una voz, muy reducida,
hasta parece a veces un pecado dar opiniones políticas o sobre la sociedad. Es
un papel reducido, en fuerte regresión, como el de cualquier actividad artística.
I. Según tu opinión como lector, ¿qué es imprescindible
para que una obra te llegue?
FC. Que haya empatía con el lector. Si no existe, si el
lector se siente distante de la trama o de la forma con que está expresada la
obra está condenada al fracaso.
I. Ante la idea generalizada de que la gente no lee, ¿tú
qué responderías?
FC. Qué es cierto. Se lee poco y mal. Exige tiempo y
dedicación y se buscan normalmente códigos más breves, más sencillos. Nos
movemos entre mensajes reducidos, pantallazos y mensajes de móvil. Incluso las
novelas se están afinando, haciendo más reducidas. Las próximas décadas tendrán
como referente lo que tradicionalmente se ha llamado novela breve, con un
formato mucho más reducido que el que ha tenido en los últimos doscientos años.
I. ¿Qué es lo que estás leyendo actualmente? ¿Nos
recomiendas un título?
FC. Estoy de
vacaciones y en barbecho estricto. Mis últimas dos lecturas han sido una guía
del Cabo de Gata y otra de Berlín. Interesantes las dos. Más que títulos
recomiendo algunos (no todos) autores que me gustan: Lobo Antunes, Giorgio
Vasta, Valter Hugo Mae, Patrick Modiano, Houellebecq, Pasolini, Carrère,
Moravia, Tabucchi, Afonso Cruz, Cortázar, Malaparte, Julian Barnes, Chirbes, el
primer Umbral, Isaac Rosa, Eloy Tizón, Jon Bilbao, Juan Carlos Márquez, Ricardo
Menéndez Salmón, Pérez Andújar, Sánchez Piñol, etc. Todo bastante de la Europa
PIGS pero es lo que me va. Me dejo por el camino en la lista y lo lamento. El
último libro que me sorprendió fue Jesucristo
bebía cerveza de Afonso Cruz.
Isabel del Río
Agosto 2015