@IsabelDlRio / @miransaya

miércoles, 31 de enero de 2018

Reseña de “Pícnic a la luz de la luna”, de Nick Antosca

TÍTULO: Pícnic a la luz de la luna
AUTOR: Nick Antosca
EDITORIAL: Orciny Press

SINOPSIS
A altas horas de la madrugada, en medio de una tormenta terrible, Bram atropella sin querer al perro al que todos los parroquianos del bar adoran. Cuando acude a terminar con su agonía, descubre que el animal ha desaparecido en el bosque. Al día siguiente, una persona emerge de entre los árboles y le entrega un hatillo de huesos que resultan ser los de un niño. Más tarde recibe una visita inesperada que lo llevará a adentrarse en el más allá.
Pícnic a la luz de la luna es una historia escalofriante sobre la soledad y la naturaleza de la muerte; una novela de carretera a través de un territorio que se ha convertido en algo extraño y amenazante.

OPINIÓN
Transitamos sin vivir entre lugares, momentos y otros individuos, sin percibir realmente aquello que nos rodea, sin ver dónde ponemos los pies, ¿sabemos del cierto si estamos vivos? ¿O somos caminantes en un purgatorio contante y rutinario del que ni siquiera tratamos de escapar?
Una serie de sucesos empujan al prontagonista de esta roadtrip en una vorágine de acontecimientos, que lo arrastran más allá de nuestro mundo, cruzando el lindar, en busca de venganza, o quizá, de auto-comprensión. ¿Cómo terminará su viaje? No lo sabe, como tampoco sabemos nosotros cómo terminará el nuestro, lo importante es el recorrido y las elecciones que tomamos a cada paso.
Nick Antosca juega con una emoción peculiar, no es nostalgia ni melancolía, como tampoco es exactamente miedo, sino una mezcla de todas ellas, junto con esa media sonrisa que se dibuja cuando no sabes si algo va a terminar bien o mal, si algo te gusta o no, si detrás de esa mascara hay un monstruo.
Tragedia. Sus páginas huelen a huida, a desesperación, a miedo, a sentimientos encontrados y a lágrimas. Al qué pudo haber sido pero no fue porque había otros a nuestro alrededor.
También habla del perdón en mayúsculas. De ese que no concedemos a quien nos dañó, sino a nosotros mismos. De ese que nos permite seguir adelante a pesar de lo que fue. Del soltar lastre. Del redescubrimiento más allá del dolor.
Un joven que no sabe cuál es su lugar en el mundo. Una perra malherida. Una noche oscura. Una bañera. Un amor truncado por la incomprensión y la indiferencia. Minutos y días robados al destino. El fantasma de un niño. Un anciano que una vez fue joven y por ello es quien ha sido. Una línea tan fina que se puede cruzar sólo cuando nuestro corazón está vacío de sentido, cuando nos movemos como la marea, siguiendo los designios de la Luna, en un picnic de dolor, de venganza, de reencuentros, de almas deshilachadas.
Como sucede con la serie de Channel Zero, de la que Antosca es guionista, no puedo narrar lo que sucede en la novela sin destriparla, pues es de esas historias que revuelven el inconsciente y la memoria difusa, una narración que interpretaréis según vuestras vivencias.
Con esta novelita, Orciny Press vuelve a demostrar su calidad a la hora de escoger títulos y autores.
Recomendada a los amantes del terror y de las historias de fantasmas; para aquellos que busquen qué hay más allá (su autor contempla conceptos realmente interesantes); para quien guste de pensar y no le asusten las escenas duras, traumáticas.

Isabel del Río

Enero 2018