@IsabelDlRio / @miransaya

domingo, 4 de noviembre de 2018

Orígenes


En innumerables ocasiones nos preguntamos por qué somos así, qué resultado genético o educativo ha dado con nosotros. ¿Nuestra forma de ser y pensar es resultado del exterior o somos nosotros mismos quiénes nos creamos? ¿Tenemos el poder de crear nuestra propia realidad o nuestro destino está escrito en los astros antes de dar siquiera la primera bocanada de aire?
Víktor Frankl llamó resiliencia a la capacidad de superar lo insuperable, de hacernos más fuertes ante la adversidad y levantar la vista hacia el mundo, de ver la belleza más allá del abismo al que nos vimos empujados.
Los personajes de ROJO SOBRE NEGRO no lo han tenido fácil, cada uno con sus propios fantasmas y sus propias cargas a la espalda, pero si algo tienen en común es que son luchadores y que en su vida hubo alguien capaz de despertar en ellos ese deseo por seguir adelante.
El otro día escuché una hermosa frase: «Sonríe, porque eres el resultado del amor de miles». Si bien es cierto que mis historias tienden a la oscuridad, la melancolía y el terror, el amor es un lazo que mueve a los personajes, que les motiva, más allá del horror y la desazón.
Carrie tiene un entorno para muchos envidiable: unos padres que la aman y respetan. Pero fuera de su núcleo familiar nada es tan sencillo. No conoce su pasado, de dónde viene y el porqué de sus capacidades especiales. Ha de enfrentar el rechazo hacia lo extraño que le demuestran en el instituto. Y también luchar contra sí misma, contra una realidad propia que no desea admitir.
La adolescencia nos plantea preguntas, rupturas de aquello que creíamos estable en la niñez, todo un horizonte se abre, nuevo y aterrador, ante nosotros. Pero esta sensación de vértigo no es algo que desaparezca con la edad. Según avanzamos, el abismo puede devorarnos… Aunque también podemos aprender a nadar y aprovechar la luz de los monstruos abisales para orientarnos.



No hay comentarios: