Con
motivo del día del orgullo friki, hemos organizado una charla sobre ciencia
ficción, fantasía, terror y bizarro, bien macerada con grandes dosis de humor,
a la que la etiqueta freak le cae
como un guante.
42: el sentido del humor, la fantasía y
todo lo demás.
Y como
no, pillé a los autores/editor por banda y los pasé por el tercer grado para conocer
su opinión sobre algunas cuestiones referentes a literatura, género y otros
menesteres.
¿Os
apetece descubrir sus respuestas y recomendaciones?
SERGI ÁLVAREZ
Sergi Álvarez nació en 1975 y aunque no lo parezca,
no fue un niño probeta.
Después de probar fortuna luchando contra el crimen
sin que jamás le dieran las gracias, dio un ultimátum al gobierno: o le ponían
una señal luminosa como la de Batman, o dejaba el oficio de justiciero nocturno
y se hacía escritor.
En 2016 publicó las novelas Nunca digas vodka, nunca jamás y su spin-up McGuffin contra el defecador del hoyo ocho para la editorial Orciny
Press, y la novela gráfica Cuentas
pendientes para Astiberri Ediciones.
A día de hoy, se sabe que ha rechazado el premio
Nobel dos veces y el Pulitzer cuatro porque «le daba pereza» ponerse corbata.
En sus ratos libres caza gamusinos.
Si queréis saber más, buscad en la wiquipedia:
SEGIO ESCOLANO
Sergi Escolano (Barcelona, 1972) es un hábil
pseudónimo tras el que se esconde Sergi Escolano. Se licenció en Física Teórica
pero actualmente se gana la vida como mercenario informático, aunque en sus
ratos libres ha hecho apaños como guionista y escritor para clientes
variopintos: El Jueves, El Terrat, TVE, Universitat Rovira i Virgili, Punset
(no, no tuvo nada que ver con el anuncio del pan de molde)...
Y además de eso a veces le ha dado por escribir
libros.
En el año 2004 publica el El virus Elvis, libro de relatos en catalán que obtuvo un gran
éxito de crítica y ventas en su casa (el autor compró 200 ejemplares que aún
guarda en un trastero) pero no tanto en el resto del mundo.
En 2008, por encargo de El Terrat y el Colegio de
Ingenieros Industriales de Catalunya, junto a Júlia Cot escribe el libro Somien els enginyers amb ovelles
hidràuliques?, el diario de un loco ingeniero cuyos logros han sido
ocultados a la humanidad (inventar una máquina infalible para detectar fueras
de juego, reparar el congelador en el que tienen a Walt Disney, diseñar el
verdadero Mazinger Z, resolver el porqué de la extraña trayectoria de la bala
que mató a Kennedy...).
En 2013 publica Con
pecado concebido con la editorial Pez de Plata, la única tan insensata como
para editar esta novela de humor apocalíptico.
En 2016 sale en formato digital Los gayumbos de Pablo Iglesias (editorial LcL), una novela corta en
la que la ropa interior del fundador de Podemos puede determinar el futuro del
país.
En 2017 Pez de Plata vuelve a confiar en él (tal vez
influida por cierta cabeza de caballo colocada en la cama del editor) y publica
Másters del Multiverso, una novela
que en otros universos paralelos ha sido superventas. Esperemos que algún día
lo sea también en éste.
HUGO CAMACHO
Sordo postlocutivo y mejor persona, es licenciado en
filología inglesa y editor en Orciny Press, donde además ejerce de traductor y
hombre orquesta. Ha descubierto que su misión en esta vida es dar a conocer el
Bizarro a los lectores de habla hispana, para lo que ha fundado la web
CultoBizarro.com. Antes ha sido actor, camarero, empleado en un almacén de
mercancías peligrosas, regente de una tienda erótica, parado de larga duración
y militante en bandas punk. Escribe ficción especulativa, y sus relatos y
artículos han aparecido en revistas como SuperSonic, Maelstrom, Catarsi
o Clash, y en antologías como Ilustrofobia (Underbrain), La
bruma (Escuela de Fantasía) o Històries de les Terres Albes i
antres relats fantàstics y Bestiari (ambos en
Edicions SECC). Uno de ellos le ha valido la nominación a los premios Ictineu
de literatura fantástica en catalán. Ha escrito un libro de disparadores
creativos titulado #EscribeYa, 100 ideas para enfrentarse a la página
en blanco, y formado parte del consejo editorial de la revista Catarsi de
la Societat Catalana de Ciència-ficció i Fantasia. En 2016 ganó el Premi
Ictineu al mejor relato de género fantástico en catalán.
Twitter: @hugonemanarmy
ENTREVISTA
Ciencia ficción, terror, fantasía y
bizarro, géneros considerados minoritarios, incluso parias en el mundo
literario, con lectores llamados frikis, pero que, en realidad, tiene grandes
autores, títulos y verdaderos clásicos.
Vosotros, como autores y editor, ¿qué
pensáis al respecto? ¿Creéis que existen géneros/temáticas mejores que otras?
¿Qué significa “literario” en vuestro idioma?
SA. Sí que hay géneros mejores que otros, y esos géneros
son los que a ti te gustan. Ni más ni menos. ¿Te gusta la ciencia ficción?
Perfecto. ¿Prefieres la novela romántica? Ningún problema. ¿Eres de los que
sólo lees novelas existencialistas? ¡Por qué no! La literatura es un juego
entre el escritor y el lector. Un juego a distancia con una serie de reglas
tácitas que todos conocemos. La primera y principal es el entretenimiento.
Luego ya podemos hablar de arte, de calidad literaria, y nos podemos poner todo
lo sesudos que queramos. Pero si una lectura no te entretiene, difícilmente te
hará reflexionar, fantasear, cambiar tus puntos de vista… Porque cerrarás el
libro y se acabó. Yo soy escritor porque siento la necesidad de contar
historias y me gustaría que tú, como lector, compartas el amor por ellas.
SE. Desde mi punto de vista sí que hay géneros mejores
que otros y son los que a mí me gustan. Pero claro, es desde mi punto de vista
y es una opinión totalmente subjetiva. Otro pensará que, al contrario, son los que
le gustan a él los géneros buenos y los que me gustan a mí no.
No creo que sean géneros minoritarios o parias.
Veamos algunos ejemplos además relacionados con el humor:
Ciencia ficción: La
guía del autoestopista galáctico (Douglas Adams), según dice Amazon, ha
vendido más de 15 millones de ejemplares en todo el mundo (vale, sí, son 5
libros, pero son muchos ejemplares)
Fantasía: Terry Pratchett, según ITV news, ha
vendido más de 70 millones de libros
Por no hablar, fuera del humor, de Stephen King, George
R. R. Martin, Michael Ende, George Orwell, Aldoux Huxley, J. K. Rowling, Jorge
Luis Borges…
Es una literatura que se vende y con un público muy
fiel. Yo me atrevería a decir que el problema está en este país, en el que las
editoriales grandes sólo buscan la comercialidad y eso se consigue vendiendo
“autores”, no libros. Y esos autores no suelen ser escritores sino famosos,
algunos de los cuales ni siquiera han escrito el libro que firman. Y ahí es
donde se está perdiendo lo literario. No triunfa la calidad de lo escrito sino
la mercadotecnia.
Y ya rizando el rizo está la literatura de humor.
Mientras que en otros países tienen autores de humor venerados y superventas
(Benni, Pratchett, Adams, Fforde, Moore…) ¿Aquí quién hay? En castellano
Mendoza, que para mí es gracioso sólo algunas veces, y en catalán Monzó y
Pàmies. ¿Quiere esto decir que no se escribe humor? No. Hay muchos escritores
de humor y muy buenos, pero las editoriales grandes no van a arriesgar a
publicarlos. Suerte que hay editoriales como Orciny o Pez
de Plata.
HC. Yo creo que un género o una temática no
puede ser mejor que otro, es como preguntar que qué es mejor, si las
Matemáticas o la Física. La respuesta, si pudiese ser lógica, sería «pues
depende de para qué las necesites, y fíjate que están relacionadas». Pues con
los géneros literarios pasa lo mismo. El problema es que en el mundo de la
cultura hay mucho chovinismo y mucho acomplejado que necesita decir que lo suyo
es más importante que lo de los demás porque no se atreve a llegar donde llegan
los demás. Los escritores y los editores nos tenemos que esforzar en hacer las
mejores obras posibles para que lleguen a los lectores, que es el fin último de
toda obra literaria, hable de la Segunda Guerra Mundial o de la Tierra Media.
Para mí, «literario», si lo queremos usar como sinónimo de «alta literatura»,
es todo lo que tiene un trabajo detrás que está hecho con el máximo esfuerzo,
rigor y saber hacer posible… y que después llega a alguien.
¿Cómo es escribir una historia de ficción,
terror, fantasía o bizarro? Y si encima añadimos humor, ¿qué tenemos entre
manos?
SA. Escribir cualquier género es un viaje de
descubrimiento que empieza mucho antes de la hoja en blanco. Primero debes amar
el género, haberlo saboreado. Debes descubrir esas reglas de las que hablaba
antes, y las debes descubrir por ti mismo. No vale leer un manual. Hay que leer
cientos de libros, ver mucho cine, aprender los cánones de la narración. Y
cuando ya los dominas, empezar a jugar con ellos para crear algo propio. A mí
me apasiona la novela negra, la ciencia ficción, la fantasía y el terror. Y
ahora, con el tiempo, me doy cuenta de que mi trabajo publicado incorpora
elementos de todos esos géneros que me han marcado como lector.
Con el humor pasa parecido. Primero debes tener
sentido del humor y una personalidad que tiende al inconformismo y la ruptura
de tabús. Después debes ser capaz de superar la vergüenza que supone romper
esos tabús. El humor es iconoclasta, desvergonzado, un mecanismo que se
alimenta de prejuicios y que después eructa sin complejos. El humor sirve para
sacudirte las miserias. La risa es un elemento liberador.
Por supuesto, dominar el humor es todo un ejercicio
de malabarismos. Es realmente difícil. Es un arte espontáneo y salvaje, y por
otra parte supone una capacidad de control muy cerebral. Incorporarlo a
cualquier género sin caer en la parodia facilona es todo un reto, pero incluso
si decides hacer una parodia facilona resulta exigente. Porque para hacer
parodia se debe conocer bien aquello que quieres parodiar.
SE. Yo lo planteo al revés. Empiezo por el humor y luego
le añado el género. La ciencia ficción y la fantasía te ofrecen posibilidades
infinitas para desarrollar situaciones humorísticas. Tú te creas tus propias
reglas (pero, ojo, luego hay que respetarlas) y se te puede ir la olla
muchísimo más que con una novela en un entorno “normal”. Y eso para el humor es
bueno porque puedes crear situaciones y gags que en la vida real no existirían.
HC. Es que cualquier obra, por muy
realista que pretenda ser, no deja de ser ficción. Es un invento de la mente (o
mentes) de alguien. Si nosotros mismos moldeamos nuestros recuerdos y los
embellecemos o los hacemos más aterradores de lo que eran originariamente,
imagínate con las historias. Entonces, el ejercicio de imaginación es muy
parecido entre unas y otras. Lo que pasa con los géneros fantásticos es que
jugamos con elementos que, o bien no existen a priori, o bien los sacamos de
contexto para crear el sentido de la maravilla, dar miedo o lo que queramos. El
tema del humor es más complicado, porque como dice Sergi Álvarez, es algo muy
serio. Hacer reír es muy difícil y precisa de dominar una serie de técnicas que
van más allá del chiste. Volviendo a tu pregunta, tenemos algo que en un
principio parece muy sencillo, pero a lo que si le vamos quitando capas nos
damos cuenta de que no lo es tanto y hay que trabajarlo.
¿Cómo es hacer de editor para este tipo de
autores? ¿Qué es lo mejor y lo peor de trabajar con estos géneros e historias?
SA. Lo mejor es que resulta divertido. Lo pasas bien
haciendo lo que te gusta y eso repercute en la obra. El lector nota que
mientras escribías esos disparates, estabas disfrutando de verdad.
Lo peor es saber que en un país de cachondos
mentales, el humor en la literatura se discrimina. Es una paradoja que no se
tome en serio porque la literatura humorística es tan compleja como cualquier
otra. Parece que la gente coge un libro y busca la trascendencia inmediata.
Creen que una novela cómica no se la va a dar, cuando es posible que lo que
estén leyendo sea pura retórica barata o una tomadura de pelo. Después está la
crítica, que directamente desprecia todo lo que sugiera una tímida sonrisa,
solo porque la Literatura, con mayúscula, debe ser algo seco y atormentado,
como corresponde a todo arte. Dios nos libre de pasarlo bien. Eso tampoco ayuda
a cambiar la cultura literaria y creo que repercute en que haya menos lectores
de los que debería.
Temas, ambientes y personajes controvertidos,
irónicos, “raritos”, ¿qué tratáis de mostrar y/o provocar en el lector?
Lo que yo intento es que el lector termine una de
mis novelas o de mis relatos con la sensación de que ha leído algo potente, que
le ha hecho reflexionar sobre determinados asuntos que a priori son “serios”,
pero desde el punto de vista de la ironía. Quiero que dejen atrás ciertos
tapujos morales o estéticos, que se rían de todo y de todos, que perciban el
absurdo en la realidad que vivimos, que se sientan sinvergüenzas, que dejen de
ser políticamente correctos y que
desarrollen su ojo crítico.
Y por supuesto que digan: “¡Qué bien me lo he
pasado, coño!”.
SE. Lo mejor es la libertad para crear lo que te dé la
gana. Y esa libertad hace que te lo pases muy bien.
Lo peor: que mucha gente es reticente a acercarse a
estos géneros y por eso estás perdiendo lectores. Y si encima escribes humor ya
es la discriminación total. En este país la literatura de humor es una
marginada, porque no se considera seria.
HC. Pues es muy gratificante y muy
divertido. Es lo mejor de la profesión, porque luego hay que hacer otros
trabajos menos artísticos y más puramente empresariales que no molan tanto.
Para mí, lo mejor es el principio y el final: El principio sería el momento de
leer un manuscrito, saber que lo vas a editar y entonces trabajar con el autor
y ver cómo se le acaba de dar forma. Hay veces que el proceso puede llegar a
ser muy divertido, como nos pasó con Nunca digas vodka, nunca jamás,
cuyo proceso de corrección estuvo al mismo nivel disparatado que la novela. El
final es el momento en el que el libro ya ha pasado por las manos de los
lectores y la gente te comenta qué es lo que más le ha gustado y si quiere más.
Lo peor es ver que de alguna manera el género esté denostado por el simple
hecho de ser fantasista o de provenir de una editorial que es una editorial y
no una máquina inhumana de hacer números. Pero bueno, como ya sabemos qué
partido estamos jugando, la piel se te hace cada vez más dura y te dan más
igual ese tipo de cosas.
Orciny Press empezó publicando autores
extranjeros, pero ahora también busca en casa, ¿crees que el nivel es el mismo?
¿Qué le dirías a esos lectores que no se atreven con autores autóctonos?
HC. Eso no es exactamente así.
Orciny Press nació para publicar Fantasma, de Laura Lee Bahr, y La
casa de arenas movedizas, de Carlton Mellick III, (de ahí la confusión),
pero el primer libro que publiqué fue El final del duelo, de Alejandro
Marcos Ortega, que es de Alcalá de Henares. Yo creo que el nivel es el mismo,
pero quizá lo único que cambia son los apellidos de los escritores y quizá los
referentes. Este fin de semana en una feria, una compañera editora me decía de
una novela que sabía que se iba a vender más que otras de su catálogo que son
rusas o eslavas porque el autor es estadounidense. Yo creo que si alguno de mis
autores, en lugar de haber nacido en Alcalá o en L’Hospitalet, hubiesen nacido
en Brooklyn o en Manchester, se estarían codeando con gente que aquí tenemos en
un pedestal. Así que a los lectores que no se atreven con autores autóctonos
les diría que son unos cobardes, pero como eso es un poco feo, mejor decirles
que si de los veinte libros que leen al año, deciden darle una oportunidad a
alguien de aquí en solo uno de ellos, se sorprenderán y seguramente al año
siguiente serán dos o tres de veinte.
Temas, ambientes y personajes
controvertidos, irónicos, “raritos”, ¿qué tratáis de mostrar y/o provocar en el
lector?
SE. En mi caso lo que quiero provocar en el lector es la
risa. No la sonrisa, no, la carcajada. Para provocar la risa hay que sacar toda
la artillería. Por eso intento exagerar las situaciones y este tipo de
personajes y ambientes me permiten hacerlo de una manera más fácil.
HC. La fantasía y la ciencia
ficción buscan despertar el sentido de la maravilla en el lector. Es decir, que
se vaya maravillando de las cosas que el escritor le propone para hacerle que
siga pasando páginas. En el caso del bizarro, lo que se busca es despertar el
sentido del «What the fuck?» o del «¿pero qué carajo?», en español. Es
decir, un sentido de la maravilla más continuado y que te obligue a preguntarte
qué narices estás leyendo a la vez que te obliga a no poder dejar de leer y que
tenga una coherencia interna. Y pasar un buen rato, que la vida ya es lo
suficiente mierder como para que encima te lo estén recordando siempre en los
libros.
Cuando empezáis a escribir, ¿sabéis a dónde
vais u os dejáis llevar por la historia? ¿Os dejáis llevar por el río zen de la
imaginación?
SA. Yo normalmente sé a dónde voy. Tengo el desarrollo
de la trama en la cabeza (si se trata de un relato), o en un guión o escaleta
(si hablamos de novela). Lo de escribir sin tener un mínimo desarrollo previo
creo que forma parte de la imaginería romántica del escritor. Un mito en la
mayoría de los casos. Además, planificar no quiere decir que no te dejes llevar
por la imaginación, muy al contrario. Quiere decir que estás usando esa
imaginación para crear algo coherente. La imaginación es un instrumento y se
debe educar. Nadie coge un violín y se marca un solo si no ha aprendido a
tocar. Bueno, tal vez algún genio. Pero ese no es mi caso, te lo aseguro.
Después, cuando empiezas a escribir hay que soltar
un poco las riendas, al menos eso hago yo. Aparecen nuevos personajes que no
estaban en la planificación inicial, o una trama nueva que sustituye a otra que
pensaste antes de empezar, tu protagonista cambia de sexo, su personalidad
cambia y se define mejor… Entonces sí, me dejo llevar buscando la frescura y la
espontaneidad. Piensa que la imaginación y la creatividad funcionan por
retroalimentación. Cuando estás en faena se disparan, y eso también hay que
aprovecharlo.
Escribir y leer este tipo de literatura, ¿ha cambiado
algo en vosotros? ¿Qué nos enseña la fantasía, el terror, la ciencia ficción y
el bizarro?
Sí, creo que lo que lees, si te ha gustado de verdad
es porque te ha hecho replantearte algo. Por lo tanto, lo que yo he mamado
literariamente me ha cambiado. Aunque quizás no sea esa la palabra. Más bien me
ha “pulido”. He aprendido que la fantasía puede retratar la realidad de modo
certero. Todo género fantástico proporciona dos cosas: 1) un portal para
evadirte de la realidad en la que vives, y 2) nuevas herramientas para observar
con lucidez esa realidad, cuando regresas a ella. El humor además, potencia esa
lucidez. Los niños juegan para divertirse, pero aprenden jugando. Los adultos
también somos capaces.
SE. Yo cuando empiezo a escribir una novela sé cómo empieza
y cómo acaba, pero no tengo ni idea de lo que habrá en el medio. Durante el día
se me van ocurriendo tramas, escenas, gags, personajes… y los voy anotando en
el móvil. Dejo pasar unos días y veo si esas frases del móvil me siguen
pareciendo graciosas. Entonces, ya frente al ordenador intento desarrollar
algunas de estas anotaciones. La historia fluye y se va dibujando, casi siempre
de manera secuencial. A mí es un método que me funciona. No utilizo escaleta,
ni post-its de colores enganchados en la pared, ni mapas de tramas y
personajes. Igual si los usara escribiría bien y todo.
HC. Para mí es diferente con cada
historia. A veces necesito de un disparador creativo que me impulse a darle
vueltas al tarro para escribir una historia con él. A veces una historia fluye
y a ti no te queda otra que tratar de teclearla para que no se olvide, y otras
veces tienes que hacer un esfuerzo muy grande para llegar a donde quieres
llegar. Para mí los procesos son siempre muy distintos. Soy capaz de encallarme
durante horas con un microrrelato o parir uno de tres mil palabras en un par de
sentadas.
Escribir y leer este tipo de literatura,
¿ha cambiado algo en vosotros? ¿Qué nos enseña la fantasía, el terror, la
ciencia ficción y el bizarro?
SE. A mí leer este tipo de literatura me ha hecho
desarrollar un sentimiento de admiración por mucha gente. Cuando leo una novela
de género bien escrita tiendo a pensar “Joder, qué bien escribe, qué envidia,
yo también quiero”. Y esto me suele pasar más con este tipo de géneros que con
novelas realistas, porque en estos géneros los autores hacen un alarde de
imaginación enorme, que en otro tipo de novelas es muy difícil conseguir.
Pueden hacer muy buenas tramas bien cuadradas y sorprendentes, pero no podrán
crear mundos nuevos, razas nuevas, tecnología nueva, relaciones nuevas,
sistemas políticos nuevos… incluso deportes nuevos.
Y como escritor me ha permitido conocer gente muy
interesante, tanto lectores como escritores. Gente apasionada por la literatura
que te hacen sentir a gusto en una conversación.
HC. Yo creo que esto siempre ha
ido conmigo. Tuve la suerte de que en mi casa no me caparan la imaginación
cuando era pequeño y siempre he necesitado estímulos fantásticos. Creo que
cuando era pequeño descubrí una serie de cosas que ya me hicieron polvo para el
resto de mi vida: el videoclip de Thriller de Michael Jackson, los
libros de Jim Botón de Michael Ende, ver a mi padre leer a Asimov, los tebeos
de Mortadelo... Luego crecí un poco y apareció el Dungeons &
Dragons, El Señor de los Anillos, el rock y el metal, el cine
chungo… Así que cuando descubrí a Mellick III me dije: «¿Pero dónde ha estado
este tipo durante toda mi vida?». Entonces, ¿que me ha enseñado todo esto? Que
si algo te gusta no le puedes dar la espalda porque eso te hará miserable, y
que nunca sabes cuándo vas a acabar intentando ganarte la vida defendiendo tus
pasiones. Y que lo mejor que puede hacer el ser humano con su imaginación es
alimentarla.
Si tuvierais que recomendarnos dos títulos,
para vosotros imprescindibles, dentro de estos géneros, ¿cuáles serían?
SA. No te diré títulos, porque me resulta difícil
escoger. Pero si hablamos de humor dentro del género fantástico o de ciencia
ficción, mencionaré tres nombres a tener en cuenta y que son fáciles de
abordar, tanto por estilo como por temática: Robert Sheckley, Douglas Adams y
Terry Pratchet.
SE. No de humor: Ficciones,
de Jorge Luis Borges. Leer a Borges te hace sentir vértigo al intentar imaginar
sus mundos.
De humor: Tierra,
de Stefano Benni. Un autor que no entiendo por qué es casi desconocido aquí. Un
nivel de humor sublime.
HC. Empiezo la respuesta con un
tópico: ¿Sólo dos? ¡Es es imposible!
Sigo la
respuesta barriendo para casa: La casa de arenas movedizas, de Carlton
Mellick III, ya que hablamos de bizarro.
Continúo
con un clásico: de la misma manera que no se puede entender la historia el
Heavy Metal sin Black Sabbath, no se puede entender la historia de la
literatura fantástica sin El Señor de los Anillos. Para bien o para mal,
es un pilar fundamental que todo lector de estos géneros tiene que leer en algún
momento de su vida.
Y
termino la respuesta con otro tópico: Si me preguntas mañana, seguramente te
diré otros dos.
¿Podéis hablarnos de vuestros próximos
proyectos?
SA. Estoy a punto de publicar una novelita breve para El
Transbordador que saldrá en la línea Soyuz. Es de humor negro, muy negro y
corrosivo. Una maldad con la que he disfrutado mucho. Se titula El silenciador.
También estoy a punto de acabar la corrección de
otra novela, también muy incorrecta, algo más ligera y disparatada, cercana al
bizarro en algunos aspectos, aunque no sé si la catalogaría como tal. Se titula
Alan Smithee no salvó el mundo y me
lo he pasado genial escribiéndola.
Con estas dos novelas me he dedicado a trabajar con
protagonistas muy canallas y mezquinos. Así que espero que no confundan al
autor con los personajes.
Además voy escribiendo relatos y algún artículo para
la iniciativa «Inner Circle», de Orciny Press.
Se trata de una idea muy interesante que ha organizado Hugo Camacho para
acercar los lectores a los lectores. Pero de eso mejor que te hable él.
Tengo a medias otra novelita muy chalada de los
McGuffin, personajes secundarios de Nunca
digas vodka, nunca jamás. Ésta la voy trabajando en mis ratos libres, en
una libreta. También hay por ahí un ensayo sobre el humor que quiero acabar de
pulir este año, donde explico mis puntos de vista, como trabajarlo, las
técnicas a usar, etc.
Ah, y luego dos nuevos proyectos que está en fase de
planificación. Dos novelas de ciencia ficción. Una muy loca y disparatada, al
estilo de Nunca digas vodka, nunca jamás
y otra algo más seria, aunque también tenderá al humor.
En fin, que no paro y tengo que ir alternando faena
poco a poco.
Voy despacito, pero con paso firme.
SE. Tengo una novela en mente (es decir, sé cómo empieza
y cómo acaba, pero no sé qué habrá entremedio) pero todavía no he tenido tiempo
de empezar a escribirla. Eso sí, tengo el móvil lleno de anotaciones.
Acabo de iniciar como guionista en un programa de
humor y ciencia para TVE2, Órbita Laika.
HC. Mi principal proyecto ahora
mismo es acabar de consolidar el Inner Circle de Orciny Press, que es una
comunidad alrededor de la editorial en la que se publican contenidos en
exclusiva y un relato mensual en torno al cual hay un club de lectura. Es un
espacio en el que los lectores pueden interaccionar con la editorial, con los
escritores y entre ellos.
También
estoy trabajando en Teratoma, la próxima novela de Francisco Jota-Pérez,
un par de reediciones, lo próximo de Laura Lee Bahr, una antología terrorífica,
otra novela de Pedrolo… ¡Muchas cosas! Y espero sacar algún rato para acabar
alguno de mis proyectos personales.
Isabel del Río
Mayo 2017