@IsabelDlRio / @miransaya

lunes, 10 de octubre de 2016

Entrevista a Emilia Illamola Ganduxé

“Por eso mis protagonistas, en lugar de navegar literalmente por el mar, navegan metafóricamente por la vida”.

Vinculada laboralmente al mundo del libro desde 1974, primero en Cap Gros librería y después en la Llibreria Robafaves, de la que fue cofundadora, Emilia Illamola es autora de: Fraccions, obra de prosa poética con Viena Editorial en 2012; Joc de Llunes, su primera novela, con Nova Casa Editorial en 2014; Una certa onada, con Quorum Llibres en 2015; y su última novela, primera en castellano, Más allá del cielo azul, con Nova Casa Editorial en 2016.
Actualmente escribe, colabora en diferentes programas de radio y participa en recitales.

ENTREVISTA
IDR. Tus novelas son protagonizadas por mujeres que transitan por momentos de ruptura y cambio, mostrándonos la influencia de sus sentimientos y forma de ver la vida en cómo se enfrentan a esas arenas movedizas. ¿Qué tratas de transmitir en ellas? ¿Cuál sería el mensaje de fondo de Más allá del cielo azul?
EIG. En resumen, aunque parezca que el mundo se termina, el horizonte —que para mí simboliza el futuro, el mañana, eso con que nos vamos a encontrar a continuación— siempre está ahí, totalmente abierto, a nuestro alcance, solo tenemos que enfocar y seguir. Que no hay que perder la esperanza, que después de una amistad o de un amor roto siempre hay un más allá que aparece, que se materializa, en el que debemos creer. Y quizás se deba a ese miedo que tengo a los cambios no previstos, esos que duelen, que se presentan sin avisar y debes afrontar. Porque de los buenos nadie se acuerda, ya que los que cuentan de verdad son los que nos sitúan en una encrucijada.
IDR. Todas ellas escriben. Inician sus andanzas en ese mundo de palabras por un motivo u otro, pero al final, ese ritual resulta crucial para su devenir. ¿Qué significa para ti la escritura? ¿Por qué empezaste a escribir? ¿Qué es lo que te proporciona la escritura?
EIG. Para mí es una forma de tomar conciencia, de ahondar, de profundizar. Y en este momento no podría imaginar mi vida sin ella. Porque la siento mía y tengo la fantasía de que la puedo controlar, dominar, aunque sé que no es cierto.  Es curioso que esta pasión que me ha llegado tarde se me haya revelado imprescindible, pues cuando escribo me parece que estoy reteniendo el tiempo, mi tiempo, que de alguna forma lo estoy recuperando. Y pienso que debe de ser esa huella que deja en mí escribir, lo que me satisface.
IDR. La melancolía hacia el pasado y lo soñado se equiparan a la fuerza del paisaje que atraviesa Estela, la protagonista. ¿Crees en la certeza que expresa tu protagonista, en que “Nunca cuenta el pasado, siempre se empieza de cero”?
EIG. Sí, creo que es lo real —aunque no estoy muy segura de ello—, pero a menudo en la vida es así, aunque me gustaría que siempre contara el haber hecho o vivido. Pero nos alimentamos de los cambios, de las novedades, y tendemos a arrinconar lo ya sabido, lo conocido. Y nos cuesta mantener vivo un afecto, una relación de amistad. Y luego están las vivencias con las personas queridas, como cuesta mantenerlas al corriente, no sé, la verdad, a veces creo que es totalmente cierto, y a veces lo pongo en duda. 
IDR. El viaje por el Camino de Santiago es una metáfora de recorrido interno, en el que podemos ver la lucha de la protagonista por autoconocerse y, al tiempo, por entender sin filtros lo que le está sucediendo. ¿Has hecho el Camino? ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Cuánto hay de ella en esta novela?
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EIG. No, no he hecho el Camino. Es uno de aquellos retos que tengo pendientes y que espero llevar a cabo. Pero he hecho travesías y seguido rutas a pie por el Pirineo y por otros lugares propios de los excursionistas. Y me gusta el contacto con la naturaleza y esa dureza —que a veces se parece mucho a la cabezonería—, que te empuja a dar cada paso hasta donde tienes y quieres llegar. Recuerdo el dolor en los hombros a causa del peso de la mochila, las llagas en los pies provocadas por las botas, el placer de meter los pies en el agua cristalina y fría, el silencio estremecedor que reina en las cumbres, los maravillosos cielos abiertos, no sé, tengo muchos recuerdos de esa época, y junto con ellos se me agolpan aún un montón de sensaciones.
IDR. Tus protagonistas son mujeres, pero cada una pasa por una etapa vital distinta. ¿Con tus novelas tratas de mostrar la evolución y cambio de la mujer en las distintas etapas, así como en la sociedad?
EIG. En general las mujeres hemos caminado solas y no siempre nos hemos sabido apoyar las unas en las otras. Pero, afortunadamente, en las últimas décadas esto está cambiando.
Nos faltan referentes, pues los que tenemos son escasos —por ejemplo, no tenemos un Shakespeare, un Miguel Ángel o un Mozart. Y  esa inseguridad es la que reflejan las protagonistas de mis novelas —ya despojadas de la tutela masculina, aunque aún vacilantes—, que han de abrirse camino por si solas, puesto que ya no se conforman en ser “parte de”: la familia, una empresa, etc. Son mujeres que quieren, o se han visto obligadas, a tomar el mando de sus vidas, y es entonces cuando se dan cuenta de la falta, o escasez, de modelos, y que es una ardua tarea crearlos.
Y es esa falta de una tradición asentada lo que nos dificulta, muchas veces,  tomar decisiones. No todos los modelos que desarrollamos son propios, sino que muchos, bien por desconocimiento o por inercia, los adoptamos y seguimos el patrón masculino: ejecutivas, profesionales, etc… porque ya están forjados y cuesta mucho transformarlos, darles nuestra propia forma, desde nuestra propia perspectiva.
IDR. Esta es tu primera novela en castellano, ¿la escribiste en esta lengua o la tradujiste?  ¿Cómo te sientes más cómoda escribiendo? ¿Por qué este cambio?
EIG. La idea de esta novela me llegó, o me vino —o lo que sea que pasó, pues no lo sé muy bien—, en castellano.  Primero fue una sorpresa, pero una vez que apareció en mi mente no pude abandonarla. Y aunque pertenezco a esa generación de escuela monolingüe en castellano,  representaba un reto personal. Aunque debo de haber leído mucho más en castellano que en catalán, empecé a escribir en catalán de forma natural, porque es mi forma de expresión habitual. Y me costó decidirme, pero una vez tomada la decisión ya no podía concebirla en catalán.
IDR. En tu prosa siempre hay poesía. Muchos párrafos parecen parte de un poema, aunque huyes de descripciones como “prosa poética”, ¿crees que con este estilo muestras mejor la tormenta de sentimientos por la que navegan tus protagonistas?
EIG. Sí, pues me doy cuenta que utilizo esas descripciones para marcar la cadencia y el ritmo de la narración. Porque me impulsan hacia ese impacto que deseo crear en el lector, para atraparlo. En vosotros, los lectores y lectoras, está decirlo. Creo que al final, soy de las que describen más el interior que el exterior. O sea que en lugar de describir acciones, yo describo sensaciones. Por eso mis protagonistas, en lugar de navegar literalmente por el mar, navegan metafóricamente por la vida.
IDR. Estela se ve sumida en la confusión a causa de su forma de ver el mundo, de imaginar antes de vivir, de ser romántica… ¿Cuánto de Emilia hay en ella?
EIG. Pues creo que bastante, es imposible escribir sin dejar huella, al menos para mí. Aunque seguramente yo soy más realista, o al menos me gusta pensar que lo soy. Pero quizás mí escritura se percibe más personal de lo que es en realidad, ya que lo que escribo, de hecho, es solo una ficción más.
IDR. A pesar de ser historias y momentos distintos, las protagonistas de tus novelas se ven en una encrucijada vital a causa del AMOR en mayúsculas. ¿Qué significa para ti este sentimiento? ¿Por qué parece el centro e hilo conductor de tus historias?
EIG. Sí, es cierto. En Viola, de Una certa onada, es el equilibrio que mantiene con su pareja lo que le permite escribir; en Lía, de Joc de llunes, es el dolor por la pérdida lo que la empuja a escribir; y en Estela, de Más allá del cielo azul, es el deseo de reencontrarse para volver a conectar con su pareja lo que la impulsa a escribir. Y si vamos a Fraccions, que es el inicio de mi experiencia como escritora, nos encontramos con un ser femenino que se siente roto, entre otras muchas causas, por haber perdido un entorno en el que se creía amada y respetada.
¿Qué es para mí el AMOR en mayúsculas? Pues creo que es mi aspiración final: que me quieran mis hijos, que me quieran mis amigos, que me quiera mi pareja, etc. Porque la comprensión, el amparo que da el amor, es lo que me proporciona esa clase de equilibrio que necesito para poder vivir en paz.
IDR. ¿Cómo se te ocurrió escribir esta novela? ¿Cuál es tu fuente de inspiración?
EIG. La verdad es que no lo sé. Surgió. Empecé a tirar del hilo y esa idea del esfuerzo de una huida creativa tomó forma y ¡et voilà! La dejé descansar un año, terminé otros proyectos, y luego la revisé y me empeñé en publicarla, que no es fácil. Tú lo sabes, que nunca lo es. Pero afortunadamente, aquí está.
IDR. ¿Tienes un método? ¿Cómo te pones a escribir? ¿Ha sido distinta la experiencia con esta novela a la que has tenido con las anteriores?
EIG. No sé si es un método o no, el caso es que siempre tengo diferentes frentes de escritura abiertos. Algunos se desarrollan y otros no. No me creo presión, al menos lo intento. Me doy cuenta de que para mí escribir, hasta este momento, ha sido y es aún una cuestión emocional. Y retomo un texto u otro dependiendo de en qué momento personal me encuentre. Aunque no sé si siempre va a ser así, pues en este momento mi emotividad y mi creatividad van de la mano y, si se rompe esta sincronía, no tengo idea de lo que puede pasar.
IDR. La novela ya ha tenido un rodaje, ¿qué tal ha sido la experiencia de los lectores? ¿Alguna anécdota que quieras compartir?
EIG. Sí, la anécdota, si es que se puede llamar así, es lo sorprendido que se quedó mi entorno al ver que había escrito una novela en castellano. Algunas personas trataron de disimularlo y otras me felicitaron por “lo valiente que he sido”. Y cuando llego aquí siempre digo —ya desde la primera presentación— que las lenguas y las culturas se merecen respeto, pues no tienen la culpa de lo que está pasando. Y también tengo que decir que Más allá del cielo azul está pensada en castellano y que me sería muy difícil traducirla, lo mismo pienso de Fraccions, Joc de llunes y Una certa onada; creo que sería para mí todo un reto tener que hacerlo.
IDR. ¿Algún proyecto nuevo?
EIG. Sí, estoy empezando una nueva lucha, o sea, un nuevo micro mecenazgo de unas narraciones, relatos, monólogos… No sé muy bien, vamos a ver si puedo llevarlo a cabo y, si es así, cuando lo leas ya me contarás.


Link a la reseña de Más allá del cielo azul:
Reseña y entrevista a la autora sobre Una certa onada:

Isabel del Río

Octubre 2016