“Por eso mis protagonistas, en lugar de
navegar literalmente por el mar, navegan metafóricamente por la vida”.
Vinculada
laboralmente al mundo del libro desde 1974, primero en Cap Gros librería y
después en la Llibreria Robafaves, de la que fue cofundadora, Emilia Illamola
es autora de: Fraccions, obra de
prosa poética con Viena Editorial en 2012; Joc
de Llunes, su primera novela, con Nova Casa Editorial en 2014; Una certa onada, con Quorum Llibres en
2015; y su última novela, primera en castellano, Más allá del cielo azul, con Nova Casa Editorial en 2016.
Actualmente
escribe, colabora en diferentes programas de radio y participa en recitales.
ENTREVISTA
IDR. Tus novelas son protagonizadas
por mujeres que transitan por momentos de ruptura y cambio, mostrándonos la
influencia de sus sentimientos y forma de ver la vida en cómo se enfrentan a
esas arenas movedizas. ¿Qué tratas de transmitir en ellas? ¿Cuál sería el
mensaje de fondo de Más allá del cielo
azul?
EIG. En resumen, aunque parezca que
el mundo se termina, el horizonte —que para mí simboliza el futuro, el mañana,
eso con que nos vamos a encontrar a continuación— siempre está ahí, totalmente
abierto, a nuestro alcance, solo tenemos que enfocar y seguir. Que no hay que
perder la esperanza, que después de una amistad o de un amor roto siempre hay
un más allá que aparece, que se materializa, en el que debemos creer. Y quizás
se deba a ese miedo que tengo a los cambios no previstos, esos que duelen, que
se presentan sin avisar y debes afrontar. Porque de los buenos nadie se acuerda,
ya que los que cuentan de verdad son los que nos sitúan en una encrucijada.
IDR. Todas ellas escriben. Inician
sus andanzas en ese mundo de palabras por un motivo u otro, pero al final, ese
ritual resulta crucial para su devenir. ¿Qué significa para ti la escritura?
¿Por qué empezaste a escribir? ¿Qué es lo que te proporciona la escritura?
EIG. Para mí es una forma de tomar
conciencia, de ahondar, de profundizar. Y en este momento no podría imaginar mi
vida sin ella. Porque la siento mía y tengo la fantasía de que la puedo
controlar, dominar, aunque sé que no es cierto.
Es curioso que esta pasión que me ha llegado tarde se me haya revelado
imprescindible, pues cuando escribo me parece que estoy reteniendo el tiempo,
mi tiempo, que de alguna forma lo estoy recuperando. Y pienso que debe de ser
esa huella que deja en mí escribir, lo que me satisface.
IDR. La melancolía hacia el pasado
y lo soñado se equiparan a la fuerza del paisaje que atraviesa Estela, la
protagonista. ¿Crees en la certeza que expresa tu protagonista, en que “Nunca
cuenta el pasado, siempre se empieza de cero”?
EIG. Sí, creo que es lo real —aunque
no estoy muy segura de ello—, pero a menudo en la vida es así, aunque me
gustaría que siempre contara el haber hecho o vivido. Pero nos alimentamos de
los cambios, de las novedades, y tendemos a arrinconar lo ya sabido, lo
conocido. Y nos cuesta mantener vivo un afecto, una relación de amistad. Y
luego están las vivencias con las personas queridas, como cuesta mantenerlas al
corriente, no sé, la verdad, a veces creo que es totalmente cierto, y a veces
lo pongo en duda.
IDR. El viaje por el Camino de
Santiago es una metáfora de recorrido interno, en el que podemos ver la lucha
de la protagonista por autoconocerse y, al tiempo, por entender sin filtros lo
que le está sucediendo. ¿Has hecho el Camino? ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Cuánto
hay de ella en esta novela?
Añadir leyenda |
EIG. No, no he hecho el Camino. Es
uno de aquellos retos que tengo pendientes y que espero llevar a cabo. Pero he
hecho travesías y seguido rutas a pie por el Pirineo y por otros lugares
propios de los excursionistas. Y me gusta el contacto con la naturaleza y esa
dureza —que a veces se parece mucho a la cabezonería—, que te empuja a dar cada
paso hasta donde tienes y quieres llegar. Recuerdo el dolor en los hombros a
causa del peso de la mochila, las llagas en los pies provocadas por las botas,
el placer de meter los pies en el agua cristalina y fría, el silencio
estremecedor que reina en las cumbres, los maravillosos cielos abiertos, no sé,
tengo muchos recuerdos de esa época, y junto con ellos se me agolpan aún un
montón de sensaciones.
IDR. Tus protagonistas son mujeres,
pero cada una pasa por una etapa vital distinta. ¿Con tus novelas tratas de
mostrar la evolución y cambio de la mujer en las distintas etapas, así como en
la sociedad?
EIG. En general las mujeres hemos
caminado solas y no siempre nos hemos sabido apoyar las unas en las otras. Pero,
afortunadamente, en las últimas décadas esto está cambiando.
Nos
faltan referentes, pues los que tenemos son escasos —por ejemplo, no tenemos un
Shakespeare, un Miguel Ángel o un Mozart. Y
esa inseguridad es la que reflejan las protagonistas de mis novelas —ya
despojadas de la tutela masculina, aunque aún vacilantes—, que han de abrirse
camino por si solas, puesto que ya no se conforman en ser “parte de”: la
familia, una empresa, etc. Son mujeres que quieren, o se han visto obligadas, a
tomar el mando de sus vidas, y es entonces cuando se dan cuenta de la falta, o
escasez, de modelos, y que es una ardua tarea crearlos.
Y es
esa falta de una tradición asentada lo que nos dificulta, muchas veces, tomar decisiones. No todos los modelos que
desarrollamos son propios, sino que muchos, bien por desconocimiento o por
inercia, los adoptamos y seguimos el patrón masculino: ejecutivas,
profesionales, etc… porque ya están forjados y cuesta mucho transformarlos,
darles nuestra propia forma, desde nuestra propia perspectiva.
IDR. Esta es tu primera novela en
castellano, ¿la escribiste en esta lengua o la tradujiste? ¿Cómo te sientes más cómoda escribiendo? ¿Por
qué este cambio?
EIG. La idea de esta novela me
llegó, o me vino —o lo que sea que pasó, pues no lo sé muy bien—, en
castellano. Primero fue una sorpresa,
pero una vez que apareció en mi mente no pude abandonarla. Y aunque pertenezco
a esa generación de escuela monolingüe en castellano, representaba un reto personal. Aunque debo de
haber leído mucho más en castellano que en catalán, empecé a escribir en
catalán de forma natural, porque es mi forma de expresión habitual. Y me costó
decidirme, pero una vez tomada la decisión ya no podía concebirla en catalán.
IDR. En tu prosa siempre hay
poesía. Muchos párrafos parecen parte de un poema, aunque huyes de
descripciones como “prosa poética”, ¿crees que con este estilo muestras mejor
la tormenta de sentimientos por la que navegan tus protagonistas?
EIG. Sí, pues me doy cuenta que
utilizo esas descripciones para marcar la cadencia y el ritmo de la narración.
Porque me impulsan hacia ese impacto que deseo crear en el lector, para
atraparlo. En vosotros, los lectores y lectoras, está decirlo. Creo que al
final, soy de las que describen más el interior que el exterior. O sea que en
lugar de describir acciones, yo describo sensaciones. Por eso mis protagonistas,
en lugar de navegar literalmente por el mar, navegan metafóricamente por la
vida.
IDR. Estela se ve sumida en la
confusión a causa de su forma de ver el mundo, de imaginar antes de vivir, de
ser romántica… ¿Cuánto de Emilia hay en ella?
EIG. Pues creo que bastante, es
imposible escribir sin dejar huella, al menos para mí. Aunque seguramente yo
soy más realista, o al menos me gusta pensar que lo soy. Pero quizás mí
escritura se percibe más personal de lo que es en realidad, ya que lo que
escribo, de hecho, es solo una ficción más.
IDR. A pesar de ser historias y
momentos distintos, las protagonistas de tus novelas se ven en una encrucijada
vital a causa del AMOR en mayúsculas. ¿Qué significa para ti este sentimiento?
¿Por qué parece el centro e hilo conductor de tus historias?
EIG. Sí, es cierto. En Viola, de Una certa onada, es el equilibrio que
mantiene con su pareja lo que le permite escribir; en Lía, de Joc de llunes, es el dolor por la
pérdida lo que la empuja a escribir; y en Estela, de Más allá del cielo azul, es el deseo de reencontrarse para volver a
conectar con su pareja lo que la impulsa a escribir. Y si vamos a Fraccions, que es el inicio de mi
experiencia como escritora, nos encontramos con un ser femenino que se siente
roto, entre otras muchas causas, por haber perdido un entorno en el que se
creía amada y respetada.
¿Qué es
para mí el AMOR en mayúsculas? Pues creo que es mi aspiración final: que me
quieran mis hijos, que me quieran mis amigos, que me quiera mi pareja, etc. Porque
la comprensión, el amparo que da el amor, es lo que me proporciona esa clase de
equilibrio que necesito para poder vivir en paz.
IDR. ¿Cómo se te ocurrió escribir
esta novela? ¿Cuál es tu fuente de inspiración?
EIG. La verdad es que no lo sé.
Surgió. Empecé a tirar del hilo y esa idea del esfuerzo de una huida creativa
tomó forma y ¡et voilà! La dejé
descansar un año, terminé otros proyectos, y luego la revisé y me empeñé en
publicarla, que no es fácil. Tú lo sabes, que nunca lo es. Pero
afortunadamente, aquí está.
IDR. ¿Tienes un método? ¿Cómo te
pones a escribir? ¿Ha sido distinta la experiencia con esta novela a la que has
tenido con las anteriores?
EIG. No sé si es un método o no, el
caso es que siempre tengo diferentes frentes de escritura abiertos. Algunos se
desarrollan y otros no. No me creo presión, al menos lo intento. Me doy cuenta de
que para mí escribir, hasta este momento, ha sido y es aún una cuestión
emocional. Y retomo un texto u otro dependiendo de en qué momento personal me
encuentre. Aunque no sé si siempre va a ser así, pues en este momento mi
emotividad y mi creatividad van de la mano y, si se rompe esta sincronía, no
tengo idea de lo que puede pasar.
IDR. La novela ya ha tenido un
rodaje, ¿qué tal ha sido la experiencia de los lectores? ¿Alguna anécdota que
quieras compartir?
EIG. Sí, la anécdota, si es que se
puede llamar así, es lo sorprendido que se quedó mi entorno al ver que había
escrito una novela en castellano. Algunas personas trataron de disimularlo y
otras me felicitaron por “lo valiente que he sido”. Y cuando llego aquí siempre
digo —ya desde la primera presentación— que las lenguas y las culturas se
merecen respeto, pues no tienen la culpa de lo que está pasando. Y también
tengo que decir que Más allá del cielo
azul está pensada en castellano y que me sería muy difícil traducirla, lo
mismo pienso de Fraccions, Joc de llunes y Una certa onada; creo que sería para mí todo un reto tener que
hacerlo.
IDR. ¿Algún proyecto nuevo?
EIG. Sí, estoy empezando una nueva
lucha, o sea, un nuevo micro mecenazgo de unas narraciones, relatos, monólogos…
No sé muy bien, vamos a ver si puedo llevarlo a cabo y, si es así, cuando lo
leas ya me contarás.
Link a la reseña de Más allá del cielo azul:
Reseña y entrevista a la autora sobre Una certa onada:
Isabel del Río
Octubre 2016