BIOGRAFÍA
Nací en
Barcelona en los noventa y crecí rodeada de libros. Con los años acabé
encontrando mi vocación en la literatura, y a eso me dedico actualmente.
Compagino mi trabajo con la gestión de mi blog, Bajo el edredón, donde hablo
del erotismo con naturalidad y desde una perspectiva empoderadora. También
escribo para otros medios de comunicación, como Hay una lesbiana en mi sopa o
Volonté, el lugar donde están publicados todos mis relatos eróticos.
Me
encanta viajar (en mi Instagram doy fe de ello), la historia inglesa, las
películas lentas y las poetas norteamericanas del siglo XX.
Texto
extraído de la web de la autora:
ENTREVISTA
Esta es
la segunda obra publicada de la autora, en la que podemos comprobar la
evolución de su voz como narradora, así como personal por el trasfondo de las
emociones transmitidos por sus personajes.
Antes
de entrar en materia, ¿por qué género erótico? ¿Qué te aporta trabajar con él?
¿Te supone algunas limitaciones? ¿Te has planteado trabajar con otro género?
No hay un motivo en concreto por el cual me
decantase por el género erótico. Empecé a escribir erótica porque quería leer
erótica lésbica y no encontraba cómo ni dónde hacerlo, así que lo solucioné yo
misma. Aun así, creo que el hecho de que exista un género para el erotismo
indica que nos hace mucha falta trabajar en cómo lo plasmamos en la literatura.
Narrar actos sexuales no debería ser exclusivo del género erótico: todos
tenemos sexo, pero para muchos sigue siendo un tabú, incluso en los libros.
Sí, no descarto trabajar con otro género.
Por el momento me siento cómoda con la erótica, pero tengo entre manos algo que
podría acabar siendo una novela intimista.
MATICES nos cuenta la historia
íntima y amorosa de su protagonista, una joven sinestésica que desea dar un
paso más en sus relaciones, pero que se encuentra con un muro frente a ella,
una mujer que la deslumbra y con la que no logra conectar (Alma).
Y es
precisamente, a través de aquello que la hace “extraña”, de sus sinestesia, de
una charla sobre el color y la luz, sobre las emociones y la forma de sentirlas
y vivenciarlas, que empiezan a Verse la una a la otra.
Tú eres
sinestésica, en este sentido ¿se trataría de una novela autobiográfica? ¿Por
qué hacer, no sólo un personaje, sino una novela que gira en torno a ello? ¿Es
cierto que las emociones e impresiones se traducen en sensaciones cromáticas?
No, no es una novela autobiográfica, pero
Vega tiene mucho de mí. Tenía que tenerlo para poder hablar de la experiencia
de ser sinestésica.
La sinestesia es la excusa para escribir
relatos conectados entre sí y también con la historia central. Buscaba un hilo
conductor, algo que los uniera… y me pareció que este fenómeno podría ayudarme.
Totalmente cierto J En mi caso, al tratarse de sinestesia
grafema-color, se debe a las letras que componen esas emociones e impresiones.
Leyendo
las experiencias de Vega, no podemos evitar pensar de ti. ¿Cuánto de Thais hay
en Vega y en el resto de personajes? ¿Y en sus experiencias?
En Matices hay relatos basados en hechos reales, pero, sobre todo, hay muchos
guiños a pequeñas cosas que son importantes para mí. Por ejemplo, en uno de los
relatos del principio aparece una Vespa. Durante mis primeros años estudiando
italiano las Vespa me volvían loca… así que decidí hacerle un pequeño homenaje
en forma de guiño el libro.
El
color eléctrico del orgasmo empapa sus páginas, ¿cuán importante es el sexo
para conocer al otro? ¿Y para conocerse una misma?
A mi modo de ver, el sexo es fundamental.
Primero, para conocerse a una misma. Aunque en este caso recomendaría primero
darse amor, es una de las prácticas más saludables que te permite explorarte,
liberarte y descubrirte. También es fundamental para conocer al otro, porque es
la forma en que nuestros cuerpos conectan por puro instinto.
Nos
conocimos hace una década y te he visto evolucionar como lectora, autora y
mujer. Cuando nos conocimos en aquella presentación literaria, ¿creíste que
llegarías a publicar, no uno, sino dos libros, además de tus relatos y
artículos? ¿Cómo te sientes ahora, con MATICES
entre las manos? ¿Cómo ha sido trabajar con LES? ¿Ha sido difícil tu camino en
la publicación?
La verdad es que no, en aquel momento lo
veía muy lejano e incluso ahora todavía hay veces que cuesta creerlo. Es un
sueño cumplido. Matices fue un reto tan grande que tenerlo entre las manos
tiene muchísimo más valor; de modo que, además de la felicidad de verlo
publicado, me recuerda que el esfuerzo merece la pena.
Trabajar con LES ha sido una maravilla,
desde el principio y hasta ahora. Todo el equipo se vuelca para que el libro
quede perfecto y el proceso es transparente. Como autora he podido participar
en la mayoría de decisiones acerca de Matices, y eso me ha dado mucha confianza
en la editorial y me ha demostrado que una editorial sin autores conformes con
su proyecto no es nada.
No sólo
eres escritora de ficción erótica, sino también filóloga, redactora y sexblogger.
Trabajas para medios especializados y escribes en tu propio blog, ¿cuánto de
este trabajo y documentación se ve reflejado en tus letras? ¿Dirías que se
alimentan mutuamente?
Por lo general no suelo utilizar mis
conocimientos en esos campos a la hora de escribir más allá de lo práctico
(evidentemente, una formación como filóloga me ayuda mucho a redactar de una
forma óptima), pero en Matices
sí he jugado un poco con ello. Antes te hablaba de guiños, pues hay unos
cuantos más que hacen referencia a la literatura inglesa, en concreto a mis
clásicos favoritos.
FUGACE PIACERE nos
habla de las relaciones sadomasoquistas, mientras que MATICES sale a la calle y nos habla de relaciones más cotidianas,
más cercanas a nuestro día a día, aunque no por ello menos complicadas, ¿por
qué ese cambio de escenario? ¿Qué te empujó a escribir una y otra?
Escribí Fugace piacere en un momento muy concreto de mi vida:
estaba aislada en un caserón danés y me dio por leer novela erótica BDSM.
Empecé por lo más reciente y fui yendo hacia atrás: Historia de O, La Venus de
las pieles… y luego me apeteció leer una novela así, pero entre mujeres. No
encontré nada, y la creé yo misma.
Con Matices buscaba una historia más fresca, desenfadada, que, si bien no deja a
un lado los sentimientos, se centra más en no darle tantas vueltas a las cosas
y dejarse llevar. El cambio ha sido extraño, pero agradable.
Para el
libro anterior debiste realizar un extenso trabajo de documentación, ¿cuál es
tu rutina como escritora? ¿En qué te fijas para inspirarte?
No tengo ninguna rutina y es justamente una
de mis preocupaciones como escritora. Escribo cuando tengo un hueco y trato de
aprovechar el tiempo al máximo.
Para inspirarme lo que mejor me va es salir
de casa. Ir a lugares nuevos, aunque sea a la cafetería que acaban de abrir en
el barrio. Hacer cosas distintas, descubrir calles por las que nunca he pasado…
es infalible.
¿Cuáles
son tus referentes? ¿Nos podrías recomendar algún título o autor?
Pienso que cada uno de los libros que he
leído me ha influido de algún modo. No podría decir cuál lo ha hecho en mayor y
menor medida: he bebido de todos ellos.
He de
confesar que he leído algunas escenas más de una vez —como la escena en los
probadores, por ejemplo—, ¿cómo te inspiras y entras en materia a la hora de
escribir? ¿Eres autora de método, vivencias aquello que experimentan tus
personajes?
Depende de la historia y de la experiencia
que viven los personajes. Por lo general no, aunque en ocasiones son
situaciones que ya he vivido y eso me ayuda mucho a contarlo. En otras, me
gusta hacer lo que han hecho mis personajes, pero esto ocurre de forma
posterior.
Y para
finalizar, ¿algún nuevo proyecto del que nos puedas hablar?
Estoy trabajando en mi proyecto más íntimo
desde hace varios años. Tengo que contar una historia que no es sencilla y me
roba mucha energía. Pero confío en que este año sea el año y pueda terminarla.
Isabel del Río
Diciembre 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario