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martes, 10 de abril de 2018

Reseña “El largo viaje a un pequeño planeta iracundo”, de Becky Chambers


TÍTULO: El largo viaje a un pequeño planeta iracundo
AUTOR: Becky Chambers
TRADUCTOR: Alexander Páez
EDITORIAL: Insólita

SINOPSIS
Rosemary Harper se une a la tripulación de la Peregrina, una vieja nave tuneladora, sin saber muy bien qué esperar de su primer trabajo. Aunque la nave ha visto tiempos mejores, le ofrece un pequeño lugar al que llamar hogar durante un tiempo, algo de aventura en los confines más alejados de la galaxia y, lo que es más importante para ella, la oportunidad de dejar atrás su pasado.
La tripulación está compuesta por individuos de diferentes planetas, especies y géneros; desde Sissix, la amistosa piloto reptiliana, a Kizzy y Jenks, los ingenieros que mantienen la nave en funcionamiento; pasando por Lovey, la IA de la Peregrina. La vida a bordo es caótica, aunque bastante relajada: justo lo que Rosemary necesita.
Hasta que les ofrecen el trabajo de sus vidas: la oportunidad de construir un túnel hiperespacial a un lejano planeta. Si completan el encargo, ganarán el suficiente dinero para vivir holgadamente durante años… Pero antes deberán sobrevivir al largo viaje a través de los confines del espacio.
Sin embargo Rosemary no es la única persona a bordo con secretos que ocultar, y la tripulación pronto descubrirá que el espacio puede ser vasto, pero las naves espaciales son muy pequeñas.
Novela ganadora del Prix Julia Verlanger en 2017, finalista de los British Fantasy Awards a Mejor Autor Debutante, y al Premio Arthur C. Clarke al Mejor Libro de Ciencia Ficción de 2016. Su continuación, A closed and common orbit, ha sido finalista en los Premios Hugo de este año.
OPINIÓN
Desde el principio de su historia, el ser humano ha alzado la vista hacia las estrellas en busca de respuestas. La ficción ha elucubrado con lo que puede haber más allá de la Tierra, con la tecnología que nos llevará a conocer otros mundos, con los entes que nos esperarán en ellos.
Becky Chambers, autora
Hemos conocido seres extraterrestres inteligentes y bondadosos, otros temibles y hambrientos, todo un abanico de posibilidades como reflejo de nuestras propias capacidades y terrores humanos.
Quizá, por esta pasión por lo lejano y desconocido, es sorprendente cómo Chambers nos demuestra que las mayores respuestas están muy cerca, en nosotros mismos. Y que más allá de las estrellas conocidas, lo que nos espera es el hogar; siempre que nos aceptemos y reconciliemos con nuestro propio camino.
El largo viaje a un pequeño planeta iracundo es una novela de ciencia ficción y fantasía, una roadtrip espacial. Pero más allá de naves galácticas, agujeros de gusano y otras especies, la autora nos zambulle en una novela coral donde los personajes llevan el peso de la historia, pues son ellos, sus acciones y sentimientos lo que de verdad es relevante en la misma.
Todo empieza con una huida: Rosemarie escapa de su familia por motivos que conoceremos más adelante. Ha pagado todo lo que tenía para lograr un nuevo implante de identidad y se dirige a la Peregrina, una destartalada nave tuneladora, donde espera encontrar no sólo trabajo, sino consuelo a aquello que le ha hecho perder el sentido de sí misma.
Pero Rosemarie no es la protagonista de esta historia. Como he dicho más arriba, se trata de una novela coral, por lo que sus compañeros de nave son tan importantes como ella, y algunos personajes secundarios también cobrarán gran relevancia, adentrándonos en sus pensamientos y emociones tras sus retinas alienígenas.
Si bien es cierto que Chambers ha sabido describir todo un universo nuevo —con planetas, culturas, tecnología, historia…—, si traspoláramos la historia de la Peregrina a la Tierra, y las distintas especies fueran seres humanos de distintos pueblos, cuadraría del mismo modo. Aunque para mí es un placer descubrir esta posibilidad de estrellas, planetas y satélites, de galaxias y nebulosas, donde poder ser uno mismo libremente, apoyado por compañeros que comprenden que “diferente” no significa “malo” o “peligroso”, sino “único”, “especial” o simplemente “tú”.
Como habréis podido imaginar, esta no es una novela sólo para lectores de fantasía y ciencia ficción, sino que es más que recomendable para cualquiera que busque una historia con un trasfondo trabajado, personajes evolutivos y adicción por un tubo.
La autora nos describe a la perfección las naves, planetas y especies que encuentran la Peregrina y su tripulación, así como las costumbres y creencias de cada uno de sus tripulantes. Y quizá no se detiene demasiado en las escenas de acción, pero es que son las consecuencias lo verdaderamente relevante; puede recordar a cuando tenemos un accidente, el momento del golpe pasa rápido, es después cuando nos detenemos a sentir, pensar y reaccionar.
«Ante ella había una nebulosa, una explosión de polvo y luz, el ardiente cadáver de un vetusto gigante. Entre las capas gaseosas dormitaban cúmulos de estrellas nonatas que brillaban tenuemente. Hizo inventario de su cuerpo. Sintió su respiración, su sangre, todo lo que la mantenía de una pieza. Cada parte, hasta el último átomo, había sido creada ahí fuera, arrojada a través del vacío en un instante de violencia, hasta que todas formaron un torbellino y empezaron a dar vueltas y vueltas, removiéndose y fusionándose, ganando peso, atrayéndose unas a otras. Pero ya no. Las partes flotaban libres ahora. Habían vuelto a casa.
Estaba justo donde debía estar.»
He disfrutado descubriendo cómo la autora pudo arreglárselas para escribir la novela; os invito a que leáis los agradecimientos e indaguéis un poco, así como a que os detengáis en su carta final, que a mí me hizo saltar las lágrimas.
Alexander Páez, traductor
Insólita es una editorial joven que, por ahora, sólo cuenta con tres títulos, pero ya ha sabido dejar su huella en el panorama literario, y en nuestra memoria de lectores, con los títulos escogidos.
Especial mención a Alexander Páez, quien ha hecho una traducción impecable que nos zambulle de lleno en el universo creado por Chambers.
Sería muy fácil destripar la historia pues, inevitablemente, una cosa lleva a la otra y la acción es continua, pero prefiero que la descubráis vosotros mismos.
Así pues, no sólo os recomiendo la novela, sino que os impelo a que dejéis atrás la Tierra, como hicieron los seres humanos de El largo viaje, a que os abandonéis a las estrellas y así podáis encontraros con todos esos sapientes que os esperan.
PD: No sé qué pensaréis el resto de lectores, pero yo estoy enamorada de Sissix y ansío la nueva aventura de la Peregrina.


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