viernes, 27 de enero de 2017

Reseñas en juegos de mesa y rol: Mi primer frutal

FICHA TÉCNICA
Autor: Anneliese Farkaschovsky
Ilustrador: Jutta Neundorfer
Editorial: Haba
Idioma: Español, Alemán, Inglés, Francés, Holandés e Italiano.
Dependencia del idioma: Ninguna.
Número de jugadores: 1 a 4
Duración de las partidas: 10 minutos, si llega.
Edad: 2+
Género: Infantil – Familiar – Educativo
¿Qué hay en la caja?: Un simpático y malvado cuervo de madera; 1 cesta de fruta de cartón; 16 enormes frutas de madera: 4 manzanas verdes, 4 manzanas rojas, 4 peras amarillas, 4 ciruelas azules; 5 tiles de camino; 4 tiles de árboles frutales; 1 dado con  símbolos y colores; y reglamento del juego.

Final del formulario
¿CÓMO SE JUEGA?
El juego consiste en recolectar todas las frutas antes de que “Cuh-cuh” —así llama Max al cuervo— se las meriende.
Se colocan los tiles de árbol en la mesa —suelo, cama o superficie designada por el pequeñajo— y repartimos las frutas sobre cada uno, de 4 en 4; de esta manera simulamos un árbol cargado de frutas. Situamos los tiles de camino y ¡Atención! Hace su aparición el infame cuervo en la primera casilla o, si queréis un turno extra, justo delante de ella.
Finalmente, situamos a mano el cesto de frutas.
Se tira un dado (D6) por turnos y, dependiendo del resultado, se realiza una acción:
  • Rojo: El jugador recupera una manzana roja y la deposita en el cesto.
  • Verde: El jugador recupera una manzana verde y la deposita en el cesto.
  • Amarillo: El jugador recupera una pera amarilla y la deposita en el cesto.
  • Azul: El jugador recupera una ciruela azul y a la cesta.
  • La cesta: ¡No podía faltar el comodín! Recupera una fruta a tu elección. ¡¡Yeah!!
  • El cuervo: ¡Oh, no! ¡¡El Cuh-cuh está aquí!! ¿Qué os pensabais? El cuervo avanza peligrosamente una casilla y se queda a un paso menos de su delicioso premio.
Seréis los vencedores si conseguís recoger todas las frutas antes que el cuervo. Pero si es el cuervo quien llega antes, ¡se comerá todas las frutas!

OPINIÓN
Es un juego con el que pasamos grandes ratos en familia. También lo hemos jugado con nuestros amigos y siempre es garantía de emoción y risas, ya que es genial ver flipar a los niños con la tensión de quién llega antes al premio.
Eso sí, no recomiendo más de 2 partidas seguidas porque puede resultar un poco monótono para los adultos, y los críos quieren más y más y más —es peligrosamente adictivo.

Cómo es Mi primer frutal para los peques:
Según nuestra experiencia, este es el título ideal para iniciar a los más pequeños en el mundo de los juegos de mesa. A Max se lo regalamos cuando tenía poco más de un año, y nos sorprendió lo rápido que pilló el concepto y la mecánica.
Entre sus virtudes hay que destacar la coordinación mano-ojo, la estimulación sensorial, el aprendizaje de colores, nombres y formas, así como la educación emocional y social.
Como ya comentamos en la reseña de Animal sobre Animal, los juegos de Haba cuentan con un material de gran calidad: piezas de madera con terminados preciosos y colores llamativos.
En este caso, el dado de colores ayuda a que los niños relacionen el resultado de la tirada con el color de la fruta que han de recolectar, con el cesto al que van a parar todas las piezas, o con el cuervo al que han de vencer. La curva de aprendizaje evoluciona rápidamente y el peque capta con facilidad el concepto de los tiempos: primero tú, después papá, luego mamá… Así aprende a respetar los turnos y, gracias a ello, a seguir la mecánica de un juego de mesa base.
Hay que tener paciencia. Recordemos que están aprendiendo. Por ello, si queremos introducir el material al niño antes que la mecánica, podemos mostrarle las piezas en forma de manzana, pera y ciruela, después los árboles, y hacerle colocar en ellos las frutas según el color.
Lentamente podemos explicarle una historia: “Este es el camino que lleva a nuestro frutal”, mientras vamos colocando las piezas del camino. “¡Y aquí está el Cuh-Cuh! ¡¡Quiere comerse todas las frutas y dejarnos sin ninguna!!”.
Después podemos mostrarle el dado y nombrar los colores, relacionándolos con las frutas, para después empezar con el juego.
Cuando pillan el sistema de turnos el juego se vuelve mucho más ágil. Ahí ya podemos pedirle que recoja las frutas y las coloque en la cesta. Es interesante que le hagamos responsable de la cesta, para que sea él quien las recolecte y las ponga a buen recaudo —en caso de que haya más de un niño, pueden compartir la tarea. También podemos hacerle mover el cuervo.
Max es un niño súper movido y, sin embargo, con este juego conseguimos captar su atención al 100%. Además, como comentábamos más arriba, no tenía más de un año cuando se lo regalamos y no le resultó complicado hacerse con las normas.
Este es un juego que nos permite enseñar colores y vocabulario. Podemos empezar con el color, después con el color y la fruta, mostrar que el Cuh-Cuh mueve uno a uno, incluso introducir colores y palabras sencillas en inglés.
También es un juego altamente recomendable en fiestas para pequeñajos, puesto que la sencillez de las normas hace que no se aburran aprendiendo reglas nuevas, y el juego cooperativo evita rabietas o enfados; más bien al contrario, los niños se unen para lograr la victoria y se animan unos a otros para conseguir el color que necesitan, o gritan a coro cuando aparece el cuervo en el dado.
Es un juego con una mecánica tan sencilla que, en caso de niños un poco más mayores, uno de ellos, conociendo bien cómo funciona, puede enseñar al resto sin complicaciones. En caso de ser un grupo numeroso o tratarse niños muy pequeños, es necesaria la colaboración de un adulto.
En cualquier caso, que haya un adulto en el juego siempre ayuda a que las frutas no empiecen a volar y se convierta en una batalla campal.
Hay que añadir que este juego puede dar lugar a viles traiciones. Algunos días, Max se alía con Cuh-cuh y le ayuda a avanzar 2 o más casillas para que llegue antes… ¡Y cuidado papas! Según hemos escuchado, no es el único chiquitajo que comete tales actos de vileza. ¡Quedáis avisados!
En cuanto a posibles variaciones, a Max le gusta jugar a lo que llamamos “el mercado de los domingos”. Viene al mercado que organizamos tras la recolección de las frutas —después de una o dos partidas— y hace la compra.
Pide lo que le apetece: una manzana jugosa y roja, que después comparte con un “Ñam, ñam, qué rica”, o una ciruela bien ácida.

EXPANSIONES
Mi primer frutal es el hermano pequeño del juego original: El Frutal. Éste contiene piezas de tamaño más reducido y es para niños a partir de 3 años.
Además, El Frutal tuvo tal éxito en su momento, que no sólo nació Mi Primer Frutal, sino que también podemos encontrar un juego de cartas, un cuento infantil y todo tipo de merchandising.

Ivan López e Isabel del Río, papis de Max (2 ½ años)
Reseña de Animal sobre Animal en: