AUTOR: Jonathan L. Howard
EDITORIAL: Colmena Ediciones
SINOPSIS
Daniel
Carter abandonó su trabajo como policía tras un inexplicable incidente
persiguiendo a un asesino en serie. Poco después de abandonar el cuerpo, recibe
una extraña herencia: una vieja librería en Providence. Allí conoce a la
librera, Emily Lovecraft, la última descendiente del famoso escritor, H.P.
Lovecraft. Juntos, Daniel y Emily acaban envueltos en una serie de extrañas
muertes que parecen sugerir que los relatos de Lovecraft sobre los Dioses
Antiguos podrían tener un inquietante poso de realidad.
OPINIÓN
Recuerdo
mis lecturas de adolescente. No tenía dinero para comprar libros y el rato de
biblioteca en el Instituto era para mí mejor que el recreo. En aquella sala con
poco más de cinco estanterías y tres largas mesas donde mis compañero pasaban
las horas de mala gana, yo devoré las aventuras de Dungeons & Dragons y el Señor
de los Anillos, pero no sólo leía fantasía y aventuras, el terror me
llamaba como la luz a las polillas y me hice fan de Poe y Lovecraft.
Éste
último despertó en mí preguntas que seguirían rondándome mucho después, siendo
tan importantes para mí los sueños y lo que esconden.
“Suydam
estaba obsesionado con los límites de la percepción humana, incluso con los
límites de las máquinas. Escribió largo y tendido sobre algo que llamaba ‹‹La
Distorsión››, siempre en mayúsculas. (…) Suydam creía totalmente en la
existencia de La Distorsión y que todos sus esfuerzos estaban enfocados a
percibirla con mayor claridad”.
Carter & Lovecraft cayó
en mis manos como sugerencia de Carles, librero de La Font de Mimir, y elección
en el Club de Lectura. En un principio pensé que sería la típica lectura fácil
que me pondría de mala leche por tomar datos imprecisos del universo de un
autor reconocido para crear una trama que pasaría sin pena ni gloria pro mi
mente. Y sí, se trata de un thriller policíaco rápido y con mucho gancho, que
ofrece un lenguaje sencillo y cercano, junto con frases y capítulos cortos,
pensados para facilitar la lectura. Pero, curiosamente, más allá de las
técnicas meramente comerciales, se trata de una novela que me ha hecho
disfrutar de verdad, recordándome aquella sensación incómoda y de duda que me
creó en su momento Lovecraft, ofreciendo continuidad a sus historias.
“Había
luz pero Carter no iba hacia ella, ni siquiera se alejaba de ella. Estaba a su
alrededor y tenía la sensación de estar moviéndose, como si se deslizara hacia
alguna parte. Cada vez más rápido. Al principio le pareció que era como estar
en un tobogán acuático, después imaginó que era como estar en un trineo, y
finalmente estaba viajando tan rápido que bien podría haber estado cayendo.
Tenía el recuerdo vago de haber sido asesinado, de haberse ahogado, y si
ahogarse era aquello, entonces realmente no estaba tan mal”.
La
novela empieza como una historia policíaca extraña. Una pareja de policías
persiguen a un asesino de niños. Parece que se ha descuidado con el rapto de su
última víctima y así dan con él. Cuando escuchan el grito aterrado del niño, entran
corriendo en su guarida y el asesino aparece armado ante ellos. El compañero de
nuestro protagonista, Daniel Carter, dispara. Con el villano desangrándose en
el suelo, Carter busca al niño y llama a una ambulancia. Segundos después,
cuando vuelve a la escena anterior, encuentra a su compañero con una sonrisa
desquiciada y su arma en la boca.
“—Está
todo ahí, en el mural. Todo. Había terminado. Había visto. Carter, en eso tenías razón. ¿No te parece que Suydam se
tomó muchas molestias para morir?”.
Tras la
muerte del ‘Cazador de Niños’ y el suicidio sinsentido de su compañero, sin
haber llegado a comprender los delirios que cubrían toda una pared de la guarida,
Carter deja la policía. Es en este punto cuando recibe una inesperada herencia
de un hombre desconocido y así viaja a Providence, donde descubre la librería
que ha heredado y a la característica joven que la regenta.
“Carter
apartó la mirada; quizá no era más que el modo en el que los fluorescentes
baratos iluminaban el sótano, pero la sangre no parecía normal. Era demasiado
oscura, incluso si era sangre venosa, y en los lugares donde se encharcaba
sobre la tierra pálida y entre la roca expuesta, parecía demasiado azulada, más
púrpura que carmesí. Pensó en lo que había visto junto al coche de Lovecraft y
apartó de su mente la conclusión evidente”.
Puede
que los más puristas del género encuentren algunos fallos de coherencia que
difieren de la obra de Lovecraft, pero resulta muy interesante para aquellos
que quieran introducirse en este universo aterrador y arcano, con un lenguaje y
un ritmo mucho más accesibles que los del creador de esos mundos.
“Estaban
en el límite de la ciudad. Pero no era su
ciudad. Era difícil creer que fuera la ciudad de alguien. Se extendía como una infección propagándose bajo una luna
diurna, e incluso eso era una horrible plaga en el cielo. Torpemente
diseccionada como por la acción de un dios idiota y petulante, las dos mitades de
la luna colgaban juntas gracia a su mutua gravedad y rodaban lentamente por el
cielo de una Tierra extraña”.
Mientras
leemos la historia y los extraños casos que van encontrándose Carter y
Lovecraft, y vamos siguiendo sus pasos hacia el fin del mundo conocido, en
busca de magia, llaves distorsionales, monstruos, dioses y otras dimensiones,
sentimos cada vez más ganas de sumergirnos en la obra del autor que dio vida a
Cthulhu.
Una
lástima las erratas continuas que encontramos a lo largo de sus páginas, la
mayoría descuidos tipográficos, que pueden llegar a molestar un poco durante la
lectura.
¡Ah!
Por cierto, el final es abierto, así que estamos a la espera de próximas
entregas y, según he escuchado, ya han vendido los derechos para una serie
televisiva.
Recomendada
a lectores de thriller de misterio, fantasía y terror, así como aquellos que
tengan ganas de introducirse en el mundo de Lovecraft y a quiénes deseen pasar
un buen rato de tensión, porque advierto: engancha y mucho.
Isabel del Río
Julio 2016