TÍTULO: Cartas de amor a los muertos
AUTOR: Ava
Dellaira
TRAUCTOR: Irina
C. Salabert
EDITORIAL:
Nocturna
SINOPSIS
Todo comienza con un trabajo de Lengua: escribirle
una carta a alguien que haya muerto.
Laurel escoge a Kurt Cobain porque su hermana lo
adoraba. Y porque él murió joven, como ella. En poco tiempo tiene un cuaderno
lleno de cartas a Judy Garland, Amy Winehouse, Heath Ledger y muchos otros. Sin
embargo, no se las entrega a su profesora. Les escribe sobre el comienzo del
instituto, sus nuevas amistades, su primer amor y sobre cómo está aprendiendo a
vivir ahora que su familia se ha roto.
Y sobre lo que ocurrió cuando su hermana aún estaba
viva.
OPINIÓN
"(...) siempre que hablamos suena una voz. Y
es el mundo, que responde".
Preciosa, frágil, radiante y llena de secretos. Así
es Laurel y así es Cartas de amor a los
muertos.
"Desde que ella se fue, me cuesta ser yo misma
porque no acabo de tener claro quién soy".
Una joven decide cambiar de instituto para que
nadie le pregunte por su hermana, quien ha muerto hace poco; no quiere dar
lástima y, sobre todo, no quiere que descubran qué ocurrió esa noche. Pero un
trabajo de clase la empujará a abrirse al mundo, o al menos a aquellos que
escuchan en silencio, quienes han dejado su memoria para que ella sea como es:
los muertos.
"Antes de dormirme, tuve la sensación de que
estaba respirando por ambas. Por mi hermana y por mí".
Una historia que rompe tabúes y nos habla de temas
duros y reales: la amistad, la búsqueda de uno mismo, la soledad, el abuso, el
amor, la orientación sexual, la belleza... Temas que son clave en la
adolescencia, pero que continúan siéndolo más adelante, puesto que cambiamos,
crecemos y aprendemos continuamente, buscando quiénes somos en realidad.
"Cuando crees que conoces a una persona, ves
que cambia y tú mismo cambias constantemente. De pronto, lo había comprendido:
en eso consiste estar vivo. En nuestro interior se mueven placas invisibles que
empiezan a alinearse para formar a la persona en la que vamos a
convertirnos".
Una novela que nos habla de la importancia de la
palabra y de la dificultad de plasmar o explicar muchas de las situaciones más
importantes, y a la vez complejas, con las que nos encontramos en la vida.
"Ahora que no está aquí, debo averiguar otra
forma de hacer magia".
Cartas de amor a
los muertos fue un regalo de Irina,
traductora y editora de la novela en castellano, y he de darle las gracias por
descubrirme una voz tan vibrante como la de Ava, una historia llena de hadas,
ternura y crueldad. Plagada de esas historias que parecen perfectas, hasta que
vemos la otra cara de la luna.
"(...) la historia parecía remontarse a una
época muy lejana. Era tan extensa que no cabía en mi boca, ni siquiera en mi
cerebro. Todo empezó cuando comprendí que las cosas podrían quebrarse. Cuando
súbitamente May ya no podía protegerme. Todo empezó cuando aquella mera certeza
se volvió más triste que la situación en sí".
Una historia que me ha hecho recordar, llorar,
pensar y agradecer haberme encontrado a algunas personas a lo largo de mi vida.
Porque, como le sucede a Laurel, vernos reflejados en los ojos de los demás nos
ayuda a comprender quiénes somos más allá de lo que creamos que debemos ser.
"Percibía su temblor (...) Fue como si todo lo
que iba a suceder ya hubiera sucedido y no pudiera hacer nada, salvo
contemplarlo".
La autora se basó en la muerte de su madre
y en la relación con su hermana para crear a May, a la familia de
Laurel y todo lo que sucede y, ciertamente, nos hace partícipes de su amor y dolor.
"Es posible que cuando compartimos una
historia (...), dejemos de pertenecer a ella; que sea ella la que nos
pertenezca. (...) en lugar de un personaje, podrías ser el autor".
Como guiño a aquellos que seáis amantes de escuchar
la banda sonora de los libros, al final contáis con una lista de reproducción
de todas las canciones que aparecen en el libro; incluyendo un 'bonus track'.
Muy recomendada a los lectores de juvenil —jóvenes
y adultos—, a los que gusten del género epistolar —muy bien llevado en esta
novela—, y a padres y profesores que quieran enganchar a la lectura —y echar
una mano— a los jóvenes de su vida.
De hecho, recomendaría esta novela como lectura en
los institutos y así lo haré en el club de lectura juvenil que iniciaremos en
marzo.
Isabel del Río
Febrero 2016