@IsabelDlRio / @miransaya

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Reseña de “Los Desafortunados” de B.S. Johnson

TÍTULO: Los Desafortunados
AUTOR: B.S. Johnson
EDITORIAL: Rayo Verde

SINOPSIS
Un reportero deportivo visita la ciudad de Nottingham para cubrir un partido de fútbol, y es allí donde le abordan los recuerdos y los pensamientos sobre la muerte de su mejor amigo, Terry Tillinghast.
La estructura de esta novela es una metáfora del funcionamiento de nuestra mente, la aleatoriedad de sus capítulos compite con el desorden de nuestras ideas.
La obra nos hace meditar, no sólo acerca de nuestra muerte, sino también acerca de nuestra propia existencia.
Los pliegos sueltos dentro de la caja son el reflejo mismo de la fragilidad de la vida.
Lee un fragmento:

OPINIÓN
La que tengo entre manos hoy es una novela experimental y autobiográfica, como todas las del autor, en mayor o menor medida. En ella encontramos dos temas protagonistas: el caos y permeabilidad de la memoria, y lo inmutable y egoísta de la muerte. Podemos encontrar muchos otros subtemas: la rutina, la supervivencia, la amistad, el engaño, el cambio... Pero esos dos son para mí los principales y los que tienen más peso en la obra.
Lo primero que nos llama la atención es su edición: una caja en la que encontramos los capítulos sueltos, sin coser, donde sólo son inamovibles el inicio y el final, el resto depende del lector. Un juego que nos propuso en su día el propio autor, quien quería imitar el ir y venir de la memoria, y que Rayo Verde ha conservado, haciendo de la obra una verdadera joya y un auténtico acertijo literario, un rompecabezas de vivencias y pensamientos que desnuda al autor en un momento de debilidad.
¿Qué necesitamos para que los recuerdos exploten y nos hagan viajar en el tiempo? En el caso de Johnson, llegar a una ciudad que hacía años no pisaba. La excusa: tener que preparar un artículo sobre un partido. A la llegada a la estación todo vuelve a su memoria, pero regresa de esa forma fragmentaria, mezclada con el presente, con el ahora, que tienen los recuerdos. Y con ellos, también vuelven los interrogantes.
"¿Puede tener sentido la muerte? ¿O ser absurda? ¿Es posible hablar de la muerte en estos términos? No lo sé, sólo siento el dolor, el dolor".
Se trata de una obra que te hace pensar y recordar al tiempo que lees. Digamos que, en cierta manera, los capítulos inconexos acaban por mezclarse con los propios recuerdos del lector. Cuando éste habla de la universidad y los finales, de pronto te ves en tu época de estudiante, cuando habla de las vacaciones y el amor, también rememoras tus propias fotografías mentales, y de pronto sobreviene la enfermedad, entre cenas de fiesta, nacimientos, la compra de la casa soñada o una tarde de verano, y esas imágenes de tu ser querido, postrado, pálido, cambiado... Irreconocible.
Me ha hecho llorar. No por lo que dice, sino por lo que transmite. Ese sentimiento de injusticia y egoísmo que nos embarga con la muerte. Un estremecimiento, cuando intentamos ser fuertes y gentiles, que nos obliga a pensar con el ombligo, porque al final:
"Ni cómo murió, ni de qué murió, ni mucho menos por qué murió, que está muerto, es importante: la pérdida para mí, para nosotros".
Recomendable para todos aquellos que disfruten de las letras reales, del sentimiento crudo no-sentimentalista, de los experimentos que te llevan al interior, de los relatos que van más allá de la historia.

Isabel del Río

Agosto 2015