lunes, 28 de diciembre de 2015

Segunda parte de la entrevista al equipo de "Sueños"

Seguimos con la entrevista que hicimos al equipo de #Sueños. Ahora un par de preguntas a sus autores:

4.     La antología se titula “Sueños”. ¿Qué es para ti un sueño?
Gabriel García de Oro: Un sueño es una posibilidad. Aunque a veces extraña, incongruente y delirante, no deja de ser una posibilidad de que las cosas pueden funcionar de otra manera. Un mismo mundo organizado de otro modo dando resultados que a veces contradicen las reglas de la lógica. Y ahí está el secreto de su fascinación.
Teresa Roig: Un viaje a disfrutar o un objetivo a conseguir.
Ana Nieto: El sueño es junto con el amor la esencia más poderosa del universo. Los sueños pueden salvar vidas, les dan sentido. La existencia de aquellos que no sueñan es muy triste… o al menos así es como yo veo las cosas.
Luís García de Oro: Para mí es una posibilidad. En un sueño, puedes reencontrarte con personas que ya fallecieron, y hablar con ellos con absoluta normalidad. Hacer cosas impensables... Leí una vez, que al dormir, el cerebro desactiva los sensores de la “verosimilitud”, por lo que en los sueños, cualquier cosa nos parece posible. Eso es algo muy potente.
menut: Muchas cosas, algunas inalcanzables. Otras, psicodélicas. Otras, divertidas, otras terroríficas. Depende de que entiendas por “sueño”.
Griselda Martin: Los sueños con el motor de la vida. Sin ellos el mundo perdería color.
Ángeles Doñate: Un motor que te mueve, un punto en el horizonte que te hace tener la cabeza levantada, un poquito de sol que calienta en los días de invierno.
Albert Calls: Una reinterpretación de la realidad en un código que no conocemos.
Jordi Guardia: Un sueño es una ventana al mundo del subconsciente, donde las reglas racionales se difuminan y todo puede ocurrir. Tienen la fuerza de estimularnos y hacer que queramos luchar por ellos.
Hypatia Pétriz: Un sueño es, para mí, la oportunidad de vivir una vida que no es la tuya y experimentar cosas que en la vida real jamás harías. Es cierto que todo lo que vivimos al soñar está impregnado de elementos irreales, pero las emociones son puras.
Inés Macpherson: Un sueño es una forma fascinante de volar. Se supone que cuando dormimos, nuestro cerebro se resetea, resuelve problemas y así podemos empezar el día con más energía… Pero además de todo eso, cuando dormimos, cuando soñamos, la imaginación vuela, y eso hace que podamos disfrutar, ver posibilidades, futuros posibles… aunque después no nos acordemos.
Rebeca Bañuelos: Para mí un sueño es una meta a conseguir que me hace levantarme cada mañana con fuerza y acostarme cada noche con ilusión. Es algo muy mío, que me define y por lo que merece la pena luchar.
Sílvia Tarragó: Cualquier  deseo, aparentemente inalcanzable, por el que suspiras y que anhelas hacer realidad.
Silvia G. Guirado: Aquello que te impulsa a seguir adelante, un objetivo que aunque parezca difícil de lograr, te hace superarte para lograrlo. Es curioso porque según la RAE, un sueño es un proyecto con poca probabilidad de realizarse… Esta vez, le llevaré la contraria a la Academia y prefiero tener una visión más positiva de esta palabra… Un sueño sí puede realizarse.
Isabel del Río: Para mí un sueño es el material del que está hecha la vida. Sin sueños no avanzamos, no nos arriesgamos, no buscamos más allá de nuestra comodidad. Si no existieran los sueños, la humanidad nunca hubiera nacido.
5.     … ¿y una pesadilla?
Gabriel García de Oro: Las pesadillas tienen más que ver con nuestra propia interpretación consciente del sueño. Cuando soñamos estamos inmersos en esa situación, sí, en ocasiones desagradables, pero demasiado absortos como para darnos cuenta que es una pesadilla. Es al despertar que decimos “he tenido una pesadilla horrible”.
Teresa Roig: Un viaje del que aprender o algo que aceptar.
Luís García de Oro: No hay luz sin sombra... Supongo que las pesadillas tienen algo de terapéutico... Nos acercan al dolor, al miedo o al sufrimiento... sin sus consecuencias reales.
Griselda Martin: Una señal de que hemos de modificar el rumbo de nuestros actos.
Ángeles Doñate: Aquello o aquellos que te roban la alegría o la esperanza.
Jordi Guardia: Es la manifestación de nuestros miedos. Siempre que tenemos una pesadilla es porqué en el fondo, lo sepamos o no, algo nos perturba o inquieta. Como un altavoz que nos avisa y le pone forma.
Hypatia Pétriz: Una pesadilla es un cuento de terror hecho realidad en una mente. Normalmente, cuando tenemos pesadillas, somos los protagonistas. Y las pesadillas, por supuesto, son materia prima para escribir.
Inés Macpherson: Es la manera que tenemos de darle forma a nuestros miedos. Son el reflejo de nuestros temores, de nuestros fantasmas. Huir de ellas no sirve de nada, pues huir de nuestros miedos solo los convierte en algo más fuerte.
Rebeca Bañuelos: Una pesadilla es aquello a lo que me da pánico enfrentarme, que me hace tambalearme, caer derrotada. Ya sea onírica o vital, es algo que me roba las fuerzas.
Sílvia Tarragó: Lo contrario: algo que no deseas y, sin embargo, te alcanza.
Silvia G. Guirado: Seguramente, puede manifestarse de muchas maneras, pero para mí es todo aquello que te impide vivir plenamente e ir en busca de tus sueños.
Isabel del Río: En mi caso, las pesadillas son parte del día a día. Tengo pesadillas en modo On y en modo Off. Me persiguen y acosan. Pero lo que para algunos es un horror, para mí son musas. A veces desearía descansar un poquito más, pero creo que le quitaría la sal a la vida.
6.     ¿Qué prefieres: finales felices o un poco más oscuros?
Gabriel García de Oro: Cada historia tiene su propio final. El escritor debe fluir con ella y que sus gustos no fuercen el desenlace.
Teresa Roig: Los finales abiertos. Para mí, todo final es también el principio de algo.
Ana Nieto: No me gustan los finales edulcorados, aprecio una conclusión verosímil por encima de todo; pero debo admitir que siento debilidad por lo oscuro así que… sí, mejor un poco más oscuros.
Luís García de Oro: A menudo los finales son quizá lo menos importante. De hecho, cuantas veces desearías haber soñado un poco más para saber exactamente cómo habría terminado un determinado sueño. Para mí los finales nunca son buenos: Si las cosas van bien, ¿por qué terminar? Y si van mal... No te dan tiempo de cambiar las cosas.
menut: Estoy algo harto de los finales felices. ¿Por qué tiene todo que ser de color de rosa? Aunque sí, algún final feliz ayuda a mantener la moral, y más en estos tiempos que corren, así que, venga, va, un poco de cada.
Griselda Martin: No me decanto por ninguno. La felicidad puede ser mate y la oscuridad  brillante. Cada historia pide su final…
Ángeles Doñate: Para qué negarlo, ¡felices! Sobre todo, en la vida real.
Albert Calls: Finales que sean coherentes.
Jordi Guardia: Soy más de finales oscuros porqué creo que tras pasar por una vivencia casi nunca se sale inmaculado. Siempre hay matices o decisiones que nos atormentan y eso es lo que trato de plasmar en mis relatos.
Hypatia Pétriz: Depende de la historia que se esté contando. Tal vez ni felices del todo ni oscuros del todo.
Inés Macpherson: ¿En la vida o en las historias? Reconozco que soy de las que prefieren los finales creíbles. Cuando una historia apunta hacia un final algo trágico y de repente hay un giro forzado para que todo acabe bien y todos sean felices y coman perdices, me siento un poco decepcionada. Prefiero un final oscuro, trágico o desgarrador a uno feliz, sobre todo si el primero es creíble y el segundo no.
Rebeca Bañuelos: Una parte de mí te diría que oscuros, porque me gusta la ambientación oscura, pero otra parte de mí, la romántica empedernida te diría que felices, por lo que todo dependerá de  la historia y su contexto.
Sílvia Tarragó: Me gustan los finales inesperados, sorprendentes, que sean felices u oscuros para mí no es relevante. Lo que me molesta es que el final sea previsible.
Silvia G. Guirado: Según el día, pero en general, en  la literatura me gustan más los finales luminosos después de un desarrollo o argumento oscuro.
Isabel del Río: Ambos. Disfruto como una boba de un buen final de “…y comieron perdices”, pero también me regodeo en aquellos que eliminan toda esperanza. Aunque creo que los mejores finales son los que combinan ambas partes, aquellos que te dejan en la oscuridad, pero con una rendija luminosa al final del túnel.

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