"Personalmente,
creo que para conocer la felicidad primero hemos tenido que sentirnos abrazados
por una especie de aura depresiva, por la melancolía o por la tristeza casi
hiriente durante algún tiempo. Pienso que solo de esa manera podremos disfrutar
realmente de los fugaces instantes de felicidad absoluta. Porque si algo
tengo claro, a mis 30, es que la felicidad duradera es apacible y podemos
sentirla, pero esa felicidad absoluta que nos hace saltar y volar hacia las
nubes, esa se da en muy pocos momentos, y hay que estar muy alerta para
reconocerlos".
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