lunes, 2 de noviembre de 2015

Entrevista a Nere Basabe

BIOGRAFÍA
Nere Basabe nació en Bilbao en 1978. Es profesora de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid y autora de las novelas Clara Venus (Tropo editores, 2008) y El límite inferior (Salto de Página, 2015).

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ENTREVISTA

I. ¿Cómo te describirías: como lectora-escritora o como escritora-lectora?
NB. Como lectora-escritora, por supuesto: sin la lectora primero lo demás no sería posible. Aunque es cierto que cada vez resulta más difícil leer olvidándose de la escritora.
I. ¿Cuáles fueron tus inicios en el mundo editorial? ¿Qué te llevó a escribir y a buscar editorial?
NB. Con dieciséis años gané el premio Nuevos de Alfaguara, lo que me llevó a publicar en aquella editorial. Fue algo inesperado, que me dio confianza para seguir intentándolo. Luego todo se volvió mucho más difícil, pero en el camino aprendí a escribir cada vez mejor. Y en eso estamos.
I. La Solana es un pueblo que retrata  la mayoría de lo que podemos encontrar hoy en día por la costa, atestados de vida en verano y abandonados en invierno, ¿por qué decidiste ambientar ahí la historia?
NB. La idea partió hace muchos años de un paseo por Torremolinos un mes de octubre, en plena tormenta. Antes de tener el argumento o los personajes, supe que quería ambientar una historia en un lugar así. Ahora sigo pensando que esos pueblos fuera de temporada se convierten en no-lugares y en una metonimia perfecta de este país y de las sombras de su historia más reciente.
I. ¿Cuánto de Nere hay en tus personajes? Uno de ellos, por ejemplo, toca lugares cercanos a ti por tu recorrido vital, ¿te sientes reflejada en ellos o has tomado prestados detalles de la realidad para crear ficciones?
NB. Como escritora, me gusta afrontar el reto de ponerme en la piel de personajes diametralmente opuestos a mí, de tratar de entenderlos desde dentro. También así aprendo más de mi misma. Y al mismo tiempo es inevitable que se cuelen cosas de mí en cada uno de ellos, ya sean una costurera del siglo XIX o un constructor corrupto: en la vida de todos ellos hay anécdotas que pertenecen a mi propia vida.
I. Esta no es tu primera novela, ¿cómo sientes este nuevo título después de haber publicado otros que han sido reconocidos y premiados? ¿Prevalece la ilusión de la primera vez?
NB. Cada libro se vive como si fuera el primero, porque los retos que te has planteado en él son siempre nuevos. Entre mi primera y mi segunda novela habían pasado además años de sobra como para que la ilusión siguiera intacta.
I. Has publicado con diferentes editoriales a lo largo de tu carrera, ¿con qué te quedas y qué te gustaría borrar?
NB. Cada experiencia es distinta: una editorial grande probablemente te asegure mayor difusión, pero el proceso puede resultar más impersonal y se pierde el trabajo más estrecho y también más fructífero con el editor.
I. ¿Qué le recomendarías a un autor novel que esté buscando editorial?
NB. Paciencia, perseverancia, y también saber claudicar pasado un tiempo razonable, para intentarlo con un nuevo y mejor manuscrito: yo tengo los cajones llenos de inéditos, y me alegro de que sea así.
I. La huida de la realidad y de uno mismo parece el tema central de la novela, más allá de las tramas que se desarrollan en paralelo y entrecruzándose a lo largo de sus páginas, ¿qué intentabas transmitir en El límite inferior?
NB. La dificultad de escapar de uno mismo y de sus propios límites. La novela clásica nos enseña que el protagonista evoluciona psicológicamente al enfrentarse a los obstáculos que la trama narrativa le va poniendo delante, pero en la vida real me temo que somos mucho más resistentes al cambio; es el “gatopardismo” del todo tiene que cambiar para que siga igual.
I. No temes a jugar con los tabús ni a descolocar al lector con giros y comportamientos inesperados. ¿Qué intentas provocar?
NB. La propia coherencia narrativa te lleva a menudo a esos recovecos, aunque inicialmente no lo tuvieras planificado. Cuando escribo soy honesta conmigo misma, no calculo posibles reacciones en un lector futuro. Para mí no son giros inesperados, sino naturales. Trataba en todo caso de llevar a los personajes al límite para ver qué daban de sí: les acompañaba de la mano, pero sin forzar sus respuestas.
I. A la hora de escribir, ¿cuánto afectan tus estudios y trabajo en tus personajes e historias?
NB. No suelo escribir sobre mí misma, ni tampoco sobre mi entorno, al menos no de forma indirecta. La obsesión por plasmar la realidad, que tan a menudo supera a la ficción, me frustraría. En mi trabajo como historiadora tampoco investigo temas literarios, suelo tener los dos ámbitos bien compartimentados. Existe eso sí una preocupación común, que me afecta a mí como ciudadana más allá de mi trabajo o mi vocación literaria, que es cierta sensibilidad ética y social hacia el tiempo histórico que me ha tocado vivir.
I. ¿En qué te inspiras para crear historias como El límite inferior?
NB. La inspiración puede surgir de cualquier detalle, y a veces de los lugares más insospechados. A menudo me ocurre que le cuento alguna anécdota que me ha sucedido a un amigo y me dice “deberías escribir sobre eso”, pero a mí no me sale si yo no lo he experimentado con esa forma particular que tiene la literatura. Otras veces, en cambio, sientes esa punzada a través del suceso más anodino. “El límite inferior”, por ejemplo, surgió cuando vi un flotador descolgarse del toldo de una tienda del paseo marítimo por un golpe de viento; ahí hay una novela, me dije.
I. ¿Cómo te organizas a la hora de escribir?
NB. Necesito silencio, un espacio propicio y mucho tiempo por delante, no sé aprovechar los “huecos”. Aunque también puede suceder que se imponga como un imperativo inaplazable en los momentos más inoportunos.
I. ¿Tienes algún método?
NB. También varía con el tiempo: la primera novela la escribí siempre de noche, a golpes de inspiración; esta última, por las mañanas y con dedicación diaria de oficinista.
I. ¿Algún nuevo proyecto del que nos puedas hablar?
NB. Ando con relatos últimamente, así que puede que eso sea lo próximo que vea la luz. Son una especie de respiro entre novela y novela, no adquieres un compromiso tan a largo plazo, pero te dan la ocasión para probar nuevas fórmulas, nuevas voces, y son probablemente mis textos más personales.

I. ¿Cuál crees que es el papel del autor en la sociedad actual?
NB. Lamentablemente, cada vez menor. El escritor debería dar testimonio lúcido del espíritu de su tiempo y su sociedad, pero su capacidad de alcanzar alguna repercusión, en una cultura de la imagen, se halla cada vez más menoscabada.
I. ¿Hasta dónde crees que llega la responsabilidad del editor dentro de la promoción de una obra? ¿Y la del autor?
NB. Ambos deben comprometerse al máximo con la promoción, es la maquinaria que necesita ser engrasada. Y aun así, en muchas ocasiones los resultados escapan a su alcance.
I. ¿Crees que los canales tradicionales aún funcionan a la hora de dar a conocer una nueva obra? ¿Cuál crees que es el papel del librero? ¿Y el de las redes sociales? ¿Crees en el boca-oreja?
NB. Los canales tradicionales (suplementos culturales en papel, etc.) creo que siguen funcionando y no pierden su aura de prestigio, aunque creo que cada vez juegan un papel menor. Las redes sociales, los blogs, las publicaciones virtuales, que no son tan efímeras como el papel diario y que además se comparten, les están comiendo el terreno: es el boca a oreja multiplicado por mil, la red como un enorme patio de vecinos donde, cada temporada, no se sabe bien por qué, se acaba imponiendo algún título como imprescindible y todos nos lanzamos a leerlo; y no siempre hay una operación de marketing detrás, he comprado muchos libros de los que sólo había oído hablar entre mis amigos. En cuanto al librero de toda la vida, personalmente cuando voy a comprar un libro suelo ir con las ideas muy claras, pero supongo que habrá otros lectores que se dejen orientar. Y siempre es un gustazo charlar y cambiar impresiones con alguien que aprecia y conoce bien el género que vende.

I. ¿Qué es lo que te llama la atención de un libro? ¿Y qué te tira para atrás?
NB. Me fijo en la primera y en la última frase; en una edición cuidada; en cualquier cosa que sea capaz de sorprenderme y emocionarme. Me repele lo excesivamente simple o farragoso, redundante, sentimental, el escritor que está más pendiente del lector que de ser honesto… No sé, cada vez más hay libros que se me caen de las manos y ya no siento culpa por dejarlos a medias.
I. ¿Qué estás leyendo actualmente?
NB. Acabo de terminar “El Comensal” de Gabriela Ybarra, editado recientemente por Caballo de Troya. Una joven autora que ha sabido dar con el tono adecuado para tratar el tema del terrorismo vasco y contar una historia íntima y familiar.
I. ¿Nos recomiendas algún título?
NB. Hay tantos… Éstas son el tipo de preguntas que me abruman y me bloquean. Cualquier novela de Roman Gary. Un ruso: “El maestro y margarita” de Bulgakov. De mi generación, y más recientes, “Alabanza” de Alberto Olmos, “Cicatriz” de Sara Mesa o “Modelos Animales” de Aixa de la Cruz.





Isabel del Río

Octubre 2015

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