Título:
Wabi Sabi
Autor:
Francesc Miralles
Editorial:
Ediciones B (disponible en catalán con la editorial Amsterdam)
Hablar de Wabi Sabi es hablar de una gran
amistad que llegó como todo lo bueno, sin proponértelo ni imaginarlo.
Francesc Miralles es uno de esos personajes que
dan color y música a mi vida. Es curioso, pues llegó a ella por dos puntos
distintos, casi al mismo tiempo. Primero me sorprendió en la portada de un
libro que propuse para mi primer grupo de Club de Lectura. El título del libro
en cuestión era El mejor lugar del mundo
es aquí mismo, y en cuanto lo leí quise conocer a los autores que lo habían
hecho posible -digo autores pues fue escrito a 4 manos con Care Santos, otro
solazo de persona y escritora-. Al mismo tiempo, un amigo común y también un
gran escritor, me contactaba por un manuscrito que había visto en la mesa de la
que sería mi agente un año después. Éste fue Jordi Cantavella, quien nos puso
en contacto y regó nuestra amistad con bromas y ron durante el primer año.
Recuerdo que, hablando con Francesc, me
recomendó Amor en minúscula. Me dijo
que no era lo más conocido de su obra, pero que creía que me gustaría, y así
fue, me encantó. Tanto me gustó que me convertí en fan incondicional
-literaria, musical y vital-.
Los libros -y letras- de Francesc tienen algo
mágico para mí. ¿Por qué digo esto? Pues porque siempre llegan en el momento
idóneo. Sin darte cuenta, mientras lees, encuentras las respuestas a aquellas
preocupaciones que daban vueltas en tu mente.
Por ello, Wabi
Sabi va a ocupar un lugar especial en mi corazón y lo he leído con una foto
de Max como marcapáginas.
Wabi
Sabi llegó a mi casa cuando estaba en las últimas
semanas de embarazo y no me dio tiempo a leerlo. Todos los papis y mamis que
lean esto sabrán lo duras que son las primeras semanas (y meses). Llega un
punto en que incluso te cuestionas si lo estás haciendo bien, si no te habrás
equivocado y estarás condenado al pobre crío a sufrir a una mala madre que no
le entiende, y añoras tu vida anterior y todo lo que significa. Entonces empecé
a leer Wabi Sabi mientras Max
permanecía enganchado a mi pecho y lo he terminado en un suspiro.
Wabi
Sabi es una historia preciosa, melancólica, de amor,
desengaño, verdades y belleza creada de sombras. Una bofetada de realidad en un
mundo tan lejano a nuestro día a día como puede ser Japón, donde encontramos
que en lo finito y lo imperfecto está la verdadera Belleza.
Pero además de estas lecciones, que
encontraremos a lo largo de la obra, del desenlace de relaciones que empezaron
en Amor en minúscula, así como nuevos
personajes y aventuras, lo que más me llegó fueron dos mensajes finales: lo que
buscas está ante ti, sólo es preciso saber mirar; y todo es posible.
Además, el hecho de que un recién nacido sea una
parte fundamental del cambio en la vida del protagonista, es algo que me hizo
sonreír mientras leía las últimas páginas de esta historia que recomiendo a
todos aquellos que busquen un golpe de aire fresco y reflexivo en su jornada.
Y para aquellos seguidores de este autor, así
como para los que Amor en minúscula y
Wabi Sabi han sido las primeras
lecturas del mismo, podréis encontrar el desenlace de la historia del simpático
filósofo lunático en otra de las sagas de Miralles: Oblivion.
Isabel del Río
Mayo 2014