@IsabelDlRio / @miransaya

viernes, 18 de enero de 2013

Astrid, capítulo 74 : Sin rumbo


Martes, 4 de noviembre de 2008
En Barcelona

Las calles de Barcelona me parecen inhóspitas y extrañas. Siento como si nunca hubiera estado en ellas. Tengo frío y hambre, pero no tengo dinero y no puedo volver. Su sangre, reseca y marrón, sigue cubriendo mi mano, mi bolsillo está lleno de ella. No sé cómo está, ni qué le ha ocurrido.
Mis pasos resuenan en la madrugada. No hay nadie en la calle, sólo algunos gatos deambulan buscando el calor de sus guaridas.
¿Astrid?
Una voz conocida, una voz temida. Me giro y veo a Noa. Está despeinado y con la camisa medio desabotonada; viene de haber pasado la noche de discotecas.
¿Qué haces aquí?
Salgo corriendo. Pero él es más rápido y tiene las piernas más largas, me alcanza fácilmente.
¿Por qué huyes de mí?
Me agarra y ve mi mano. Sus ojos me examinan buscando la herida.
¿Cómo te lo has hecho?
La sangre no es mía respondo.
Él palidece.
¿Cómo? ¿Y de quién es?
No puedo continuar con esta conversación. Siento que eso vuelve. Quiere robarme el control. No quiero hacerle daño. 
Mi puño golpea su cara y siento un “crek” bajo mis nudillos. Las lágrimas brotan de sus ojos a la vez que, de nuevo, veo el rojo intenso de la sangre. Me suelta atemorizado. Me quedo quieta, mirándole, y lo comprendo: he de marcharme o le haré algo mucho peor.
De nuevo me interno en los callejones oscuros. Ahora no le escucho seguirme. De nuevo estoy sola y no sé a dónde me dirijo.

No hay comentarios: