Las personas de buen corazón existen. Después de crecer
acorralada por el egoísmo, la envidia y las luchas de poder, es curioso el darte
cuenta de que realmente hay personas buenas, aquellos a quienes no les importa
tu pasado ni tu futuro, sino quien eres en ese momento, y a pesar de que lleves
mala cara, ropa ajada o reniegues más de lo necesario, te sonríen porque ven
más allá, porque pueden atravesar esa capa de melancolía y amargura para
reconocer quién eres, aunque tú todavía no lo sepas.