No creo que el ser humano sea bueno por naturaleza, sino que podemos serlo. Ahí radica la grandeza: a pesar de ser capaces de las peores cosas por satisfacer nuestras necesidades y deseos, podemos elegir hacer las mejores. Nuestras elecciones, nuestro esfuerzo y nuestras acciones son las que determinan quiénes somos, no nuestra especie, raza, genero o familia.
Somos individuos, peculiares y únicos, que vivimos en sociedad por convención y necesidad. Necesitamos al otro para reconocernos a nosotros mismos en él y a la vez lo repudiamos por ser el límite de nuestra libertad. Somos seres sociales-antisociales.
Nuestro mundo se configura por la manera en que tenemos de ver, comprender y reaccionar ante la vida. Nuestra verdad es la Verdad y la del otro ha de coincidir con ella o estará equivocada. Pero, en realidad, la historia y la biología nos han demostrado que la originalidad, ya sea en el pensamiento o en los organismos, lleva a la evolución. Por el contrario, la pasividad, el mimetismo, el proceso de hibernación sólo nos conducen a la muerte, creativa, moral y vital.
Las masas dan seguridad, pero cuando el depredador ataca, los débiles quedan atrás y son devorados por la maquinaria. ¿Qué ocurriría si no hubiera individuos débiles en la manada? ¿Y si un bisonte cargara contra la leona?
Somos ingenuos hasta que optamos por caminar por nuestra cuenta y hacernos responsables de las consecuencias de nuestras elecciones; la libertad conlleva responsabilidad. ¿Cuáles son nuestras prioridades?
Isabel del Río
Diciembre 2011
Me ha gustado tu pensamiento filosófico.
ResponderEliminarCreo que no hay buenos ni malos, sino gente muy distinta a otra.
Estoy de acuerdo contigo en que nuestras elecciones son las que marcan nuestro destino, quienes somos y quienes podemos llegar a ser.
Yo creo que nuestra prioridad es vivir y ser felices. Al menos la mía sí. Intentando no olvidar nunca el lugar en el que debo de estar, ni quien soy como persona.
Mi felicidad no es más felicidad que la de otros, ni debe suponer su infelicidad. Hay que saber encontrar el término medio y aprender a utilizar nuestra libertad, sabiendo donde empieza la libertad de los demás. Vivimos en sociedad porque queremos y porque lo necesitamos.
Un ser solitario no es un ser completo, porque conoce la mitad de él mismo, no conoce lo que puede llegar a ser con otra persona a su lado.
Un abrazo muy grande,
Rebeca.
No es lo mismo disfrutar en soledad que ser un solitario.
ResponderEliminarUn abrazo y Felices Fiestas amiga