@IsabelDlRio / @miransaya

miércoles, 30 de abril de 2008

Ovelles elèctriques

Buenas noches a todos,
Finalmente Ovelles elèctriques, el programa de radio donde estuve hablando en Sant Jordi (el día del libro), ha colgado en su blog un comentario sobre el especial y lo sucedido.
Aquí os dejo el enlace:
Un abrazo
Isi ^__^

Astrid, capítulo 9: La sombra

Martes, 26 de febrero de 2008
En Barcelona

La tortilla empieza a oler bien, me rugen las tripas. Ayer, tío Bernard me dejó quedarme con él en la librería, saltarme las clases e ir a la peluquería a que me arreglaran el pelo, por eso le estoy haciendo la cena, como compensación: una tortilla francesa con queso y orégano y una ensalada de tomate con ajo y guindilla; platos que solía hacer mi padre, le encantaba el queso y el picante.
A mi espalda, en el hueco que da al comedor, como si fuera una ventana de restaurante, siento unos ojos que me contemplan, una presencia en silencio que observa cada uno de mis movimientos. Sonrío. Desde la tarde del domingo en la librería estamos más unidos. Con gesto amable y cariñoso me giro para sorprenderle mientras me espía, pero no es a tío Bernard a quien me encuentro vigilándome desde el oscuro hueco que da al salón sin iluminar. El plato en el que había batido los huevos y el queso se estrella contra el suelo y se hace añicos. Intento chillar, pero no sale voz alguna de mis labios. Aquel ser parece mover su boca sombría, sus manos de bruma rasgan el aire de la sala, parece gesticular, a pesar de ser como la misma noche tiene luz en medio de la negrura. Mi mirada se queda clavada en su figura, no puedo moverme, pero “eso” sí, y desaparece por la derecha, hacia donde está la puerta de la cocina. Empiezo a temblar, indefensa. Las cortinas de tubos de madera color tierra húmeda bailan entrechocando, cantando con un sonido que normalmente me resulta agradable, melódico, pero esta vez me parecen chillidos arrancados a un millar de pollos a punto de convertirse en pechugas rebozadas y nugets. Algo la aparta a un lado, haciendo hueco para poder pasar, mi espalda choca en un espasmo, en un intento de huida, contra el mármol de la cocina. Me convierto en un ovillo, clavándome la cerámica del plato en la rodilla derecha, no siento el dolor, solo el pavor que inunda mi ser, el sudor frío y amargo que cubre mi cuerpo, mi boca seca y pastosa sin capacidad para comunicarse. Ahora sólo soy un pequeño animal, un animal aterrado y atrapado.
—Astrid, ¿qué haces en el suelo? Levántate, estás sangrando.
Me ayuda a volver a una posición casi erguida, pero sigo tiritando, ahora más de frío que de miedo. Tío Bernard toca con el dorso de su mano mi frente, después mi cuello.
—¡Estás hirviendo! —exclama.
Apaga el fuego de la tortilla, ya empezaba a salir humo, no he podido hacer ni eso bien, ni una cena. Rodea mis hombros y me acompaña a la puerta, pero cuando nos acercamos “lo” veo, sigue examinándome, esperándome, justo al lado de la mesita del café, en el paso hacia las habitaciones. Me quedo clavada, como una estaca, no muevo una sola articulación, ni siquiera tiemblo.
—Vamos, Astrid, tengo que curarte la pierna y debes acostarte —ruega tío Bernard, pero no puedo obedecer, aquella cosa parece sonreír, satisfecha por el miedo que me paraliza, que me impide llevar una vida normal.
Tío Bernard me ha soltado, me observa fijamente, sigue mi mirada hasta la oscuridad del salón. Sólo el baño, al final del pasillo, está iluminado, allí donde tío Bernard, ahora con albornoz, se estaba duchando y afeitando a juzgar por la espuma blanca que cubre la mitad de su cara.
—Astrid, ¿qué estás viendo? ¿Qué te da tanto miedo? —pregunta. ¡¿Qué estoy viendo!? Eso me ha preguntado, ¿acaso ve él también algo? ¿Sabe qué es?
Intento hablar pero sólo digo palabras sin coherencia.
—Sombra… sombra… —repito, no me atrevo a señalar, temo que la boca de esa cosa sea tan rápida como para desgarrarme el dedo por descubrir su posición.
Tío Bernard me alza en brazos.
—Tranquila, yo te llevaré hasta el baño, no te hará nada —dice —. Tú cierra los ojos, y abrázate a mí.
Eso hago, oculto mi cabeza en el pliegue entre su brazo izquierdo y su pecho. Huele a jabón. Rodeo su cuello con tal fuerza que siento que le hace daño, pero no puedo evitarlo, temo que ese ser me lleve lejos, que me arranque de sus brazos. Al pasar por el salón noto algo frío que roza mi pelo, pero no llega a tocarme, la presencia de tío Bernard parece no dejar que se acerque a mí. Una vez en la seguridad del baño bien iluminado, me sienta en la tapa del váter y cierra la puerta con pestillo.
—Estás a salvo, ¿ves? —asegura. Sí, con él estoy a salvo, pero los orbes de petróleo de esa cosa atraviesan la oscuridad del pasillo llegando hasta mí.
Se sienta en la banqueta del baño y con un poco de algodón y mercromina cura la herida de mi rodilla.
—No es profunda, tranquila, sólo un rasguño —Sigo temblando —. Tendrás que acostarte, si quieres cenaremos en tu habitación, pero tienes fiebre, no puedes quedarte en pié, y veremos si mañana irás a clase —parece que cree que lo que me atemoriza es debido a la fiebre.
—¿No has visto nada? —Preguntó al fin habiendo recuperado mi voz — ¿Entonces porqué has venido? Te estabas afeitando.
Tira los algodones sucios a la papelera y humedece en el grifo una toalla limpia. Vuelve a sentarse y la pasa por mi frente, mi cuello, mi nuca,…
—He oído el ruido del plato al romperse y he salido para ver qué te pasaba —la dobla y sigue refrescándome con el lado que aún no está caliente —. Pero no he visto nada —me mira fijamente, siento que sus ojos ven más allá de la máscara que muestro a los demás —. Pero eso no significa que no te crea.
—Entonces déjame que duerma contigo, no me dejes sola —le suplico.
Él asiente, accede a mi petición aunque eso conlleve cerrar la tienda durante todo un miércoles.
—Está bien Astrid, pero tú tendrás que contármelo todo —Bajo la vista, no sé como puedo explicárselo, temo que me odie, que me mande al internado —. Quiero que cuando te veas capaz confíes en mí.
Le abrazo. No sé que haría sin él.

lunes, 28 de abril de 2008

Presentación "Casa de Títeres", viernes 25 de Abril

Buenas noches a todos amigos y lectores,
Aquí os cuelgo algunas de las fotografías de la presentación del libro Casa de Títeres que tuvo lugar el viernes 25 en la librería Santos Ochoa de Barcelona, espero que os gusten (para ver más imágenes ir a: http://www.myspace.com/miransaya)
Un beso
Isi ^__^















PD: En Youtube he colgado un video que grabaron de un fragmento del discurso que hizo Leonardo Valencia en la presentación:http://es.youtube.com/watch?v=EjjG6i3rhW4
también podéis visionarlo en:
http://www.myspace.com/miransaya

sábado, 26 de abril de 2008

Especial Sant Jordi en la radio

Eugeni, Jordi y Joan (dos de los autores del Premio UPC 2007) y yo, en la radio de Sant Quirze haciendo un especial de Sant Jordi (día del libro).
Hablamos de Casa de títeres y los Premios UPC, de los dragones míticos y los reales, de la leyenda de Sant Jordi y de cómo hacer una rosa ecológica, y los invitados recomendamos algunas lecturas para esas fechas tan señaladas (entre ellos Frankenstain, El mecanoscrit del segón origen, El fantasma de Canterville,…)




Una buena noticia y otra mala

Hola a todos,
Tengo una buena noticia y otra mala.
Empiezo por la mala. Resulta que el programa de radio era en directo, es decir, que la gente que el 23 escuchaba la emisora pudo oírme hablar y reírme de los nervios, pero por problemas técnicos no se grabó, así que no podremos escucharlo -___- Lo siento. Eso sí, colgaré aquí algunas fotos, al menos me veréis ante el micro.
La buena (buenísima). La presentación de Casa de Títeres fue todo un éxito. Nos quedamos sin ejemplares en la librería (más de 80 vendidos) y mucha gente se quedó sin (me supo fatal), pero bueno, algunos de ellos dijeron que volverían y otros me hicieron pedidos (tengo una lista kilométrica, iré a la editorial a buscarlos y se los dedicaré). También pondré fotos por aquí, estoy seleccionándolas para hacer un montaje.
Un abrazo muy grande y con una gran ilusión.
Isi ^____^

miércoles, 23 de abril de 2008

Sant Jordi en la radio

Buenos días a todos,
Ya sé como podéis escuchar el programa Ovelles Elèctriques de hoy donde estaré hablando del libro y muriéndome de los nervios.
Hay dos maneras de escucharlo en directo: una es sintonizando 89.5 FM, y la otra es por Internet, sólo tenéis que ir a la página http://www.radiosantquirze.cat/ y allí picar en “escolta’ns en línia”. Si, por cualquier razón, no pudierais escuchar el programa (empezará a las 18h y durará hasta las 19-19.30h) podéis descargároslo desde esa misma dirección donde dice “ràdio a la carta”.
Un abrazo muy fuerte y deseadme suerte.
Isi
PD: Ah, como será en directo podéis llamar a la emisora y participar en el concurso que irá haciéndose durante el programa para ganar algunos libros: (93) 721 25 39.

Sant Jordi, día del libro


¡¡Feliz Sant Jordi a todos!!

Siempre me ha gustado este día, desde pequeña; las calles están llenas de pequeñas paradas con libros y rosas, la gente, como hipnotizada por tantos colores y letras, revolotea ansiosa contemplando títulos y portadas.

Hoy Casa de Títeres sale oficialmente a la venta, aunque por ahora, hasta después de la presentación, sólo lo tienen en un par de librerías a la venta (Santos Ochoa de Fabra i Puig, i Gigamesh de Arc de Triomf).

Ahora yo también saldré un momento a ver el panorama editorial, a rebuscar entre las montañas de libros y a reponer puntos de libro de Casa de Títeres en Santos Ochoa. También tengo que ir a buscar un libro para regalar, claro ^__^

¿Y vosotros, contadme, qué hacéis en Sant Jordi?

Como en San Valentín os invito a colgar aquí todos aquellos cuentitos cortos, poemas, experiencias, anécdotas,… sobre estas fechas.

Un beso muy rojo

Isi


Astrid, capítulo 8: Laura

Domingo, 24 de febrero de 2008
En Barcelona

La luz del sol se cuela entre las hojas de los árboles haciendo hermosas cenefas en el suelo de tierra color chocolate. El sonido de la cascada artificial me transporta a otros mundos, otros lugares, otros tiempos, cuando papá seguía vivo y me hablaba de las ninfas de los ríos, las nereidas de los mares y las hadas de los bosques.
—Astrid, necesito preguntarte algo —dice tío Bernard obligándome a abandonar mi mundo imaginario.
Me giro y le observo. Viste unos tejanos descoloridos, una camiseta color vino y una chaqueta de punto gris oscuro. En la mano lleva un botellín de agua que ha comprado en el quiosco de la entrada por si tengo sed.
— ¿Qué ocurre? —le pregunto.
Sus ojos centellean dando la impresión de que una llamarada cobriza los enciende, pero sólo es la luz del sol reflejada en su mirada. Su boca se tuerce. En estos días la barba le ha crecido mucho y la mitad de su rostro ha quedado oculto tras una mata de pelo rojo, creo que intenta parecer mayor, darme más seguridad, o quizá quiere sentir que es capaz de cuidar de mí.
—Verás, he estado hablando con tu madre —traga saliva. Le cuesta decirme lo que está mascando, no me había comentado nada sobre sus conversaciones con mi madre —. Laura quiere quedarse en Francia —se rasca la mejilla izquierda y mira al suelo. Yo no entiendo muy bien por qué se pone tan nervioso.
— ¿Quiere que vaya? ¿Es eso? Te vendré a visitar, yo…
—No Astrid, no —me interrumpe. Agachándose se pone a mi altura y me mira fijamente, me veo reflejada en el mar castaño de sus ojos —. Tu madre ha vendido vuestra casa con todo lo que había dentro. Se quiere quedar en Francia, quiere cortar con todo lo que la ligaba a tu padre —sus manos se aferran a mis hombros. ¡¿Cómo ha podido mamá vender la casa!? —. Astrid, quiere enviarte a un internado hasta que cumplas la mayoría de edad. No piensa volver y no quiere que tú vayas —sus palabras me arrastran al abismo, su voz, su dulce voz, me hunde.
Me doy la vuelta, siento que mi codo golpea algo sólido, pero no compruebo el qué, salgo corriendo. Corro, huyo, quiero desaparecer.
La campanilla japonesa canta tímida. La puerta se abre y se cierra. Sus pasos son sólidos, su voz firme, pero no le escucho. Sólo veo el suelo ensombrecido por la tarde. Él enciende los focos de Babilonia, la luz arranca brillos, destellos, a las tijeras plateadas que sostengo entre mis dedos.
—Astrid, ¿qué has hecho? —entiendo al fin sus palabras.
Miro a mi alrededor y dibujo en mi mente el cuadro que él debe estar contemplando: su sobrina, sentada en el suelo de la tienda, con unas tijeras en la mano, rodeada de rizos dorados, de mechones de pelo, segados, el parquet es ahora una fosa común de pelo muerto.
Sus manos acarician las mías, el filo suena metálico sobre el mostrados y él vuelve a mí.
—Astrid, ¿por qué lo has hecho? —pregunta.
Sabía que algo iba mal, yo lo sabía, pero no quería creerlo,…
—No quiero parecerme a ella, yo también quiero borrarla —mi voz no parece mía, suena temblorosa, débil —. No me importa que ella me abandone —los ojos me arden, siento que algo trepa por mi garganta y queda encallado en donde salen los sonidos de mi boca —, pero, ¿por qué tu quieres mandarme allí? ¿Por qué vas a dejar que ella me encierre? —“Laura” es un eco en mi cabeza, ya no es “mamá”, es “Laura”, es “ella”. Mi tristeza, mi impotencia, se desborda, las lágrimas empapan mi cara, no puedo reprimirlo, siento que me falta el aire —No me dejes, por favor —no puedo seguir hablando, mi voz es muda.
Siento su abrazo, él también tiembla, se aparta para acariciarme la cara, para besarme las mejillas, los párpados, la frente.
—Jamás te dejaría Astrid —él también está llorando —. Te dije que quería preguntarte algo, siento no haber empezado por ahí, haberte causado todo este sufrimiento. Dime Astrid, ¿quieres vivir conmigo? ¿Quedarte conmigo? –sus ojos llorosos, encarnados, me preguntan algo para lo que ya tienen respuesta.
Me arrojo a sus brazos, cae hacia atrás, quedando sentado, me acurruco contra él.
—No iré a ningún lado sin ti —susurro acariciando con el dedo índice su labio herido, él era lo que había golpeado mi codo en la huida.
Me pregunto cómo se habrá preocupado buscándome durante todo el día. Sé que ahora sonríe. Acaricia mi pelo corto y oigo una risa ahogada.
—Tendremos que ir a una peluquería, ¿crees que habrá hoy alguna abierta?
Yo también río, nuestras carcajadas inundan la estancia, cada librería, cada título. Prefiero no mirarme al espejo.

martes, 22 de abril de 2008

Y mañana a la radio...

Queridos amigos y lectores,
La presentación ya está a la vuelta de la esquina (es este viernes a las 19.30h) y como podréis imaginar, con lo nerviosa que soy, no paro quieta. Mi barrio (gracias a la impagable y maravillosa ayuda de amigos, vecinos y el nervio de mi madre) está empapelado de carteles de Casa de Títeres, en la librería Santos Ochoa (donde se hará la presentación) ya puede encontrarse el libro (justo encima de C.L.Zafón) y si os acercáis al mostrador veréis que también tienen puntos de Casa de Títeres. Además, hace poco me enteré que en Gigamesh (la librería de “vicio y subcultura” de Arc de Triomf) tendrá para Sant Jordi el libro, así que si alguien vive por allí puede pasarse a verlo ^__^ Vamos, que estoy histérica perdida, pero muy contenta.
Y ¿para qué escribía este mensaje? Pues para comunicaros que mañana por la tarde voy a la radio de Sant Quirze (al programa Ovelles eléctriques: http://ovelleselectriques.blogspot.com/) a hablar del libro, a recomendar algunas lecturas y a “fer una mica de diada”, como dice Eugeni.
Así que espero que mañana todos (apartir de las 18h) me mandéis vuestras mejores vibraciones para que no se me trabe la lengua ni me quede en blanco. En cuanto tenga un link para que escuchéis el programa lo colgaré aquí mismo.
Un abrazo muy grande y movido
Isi

jueves, 17 de abril de 2008

Astrid, capítulo 7: Querido diario

Sábado, 23 de febrero de 2008
En Barcelona
Querido diario,
No sé que se supone he de hacer contigo, la psicóloga del instituto dice que es bueno que hable sobre mi día a día, que escriba las cosas buenas que me pasan, que medite sobre mis problemas, y descubra quién soy. Yo creo que no son más que un montón de sandeces, pero bueno, tío Bernard ha insistido mucho, te ha comprado, y se debe haber gastado un buen picotazo al juzgar por la pequeña tienda exclusiva de libretos forrados en piel y cosidos a mano, y plumas y bolígrafos de diseño donde te encontró, así que mejor que te saque partido.
Quizá debería presentarme, sería lo suyo, por educación, no sé hacia quien, pero se supone que he de pensar que hablo con alguien, así que:
Mi nombre es Astrid Lázaro Agreda y tengo 12 años. Mi madre me ha abandonado por un hombre engreído, forrado en billetes, que no me soporta. Mi padre se colgó del roble del jardín de casa, pues estaba demasiado asustado para seguir viviendo.
Ahora vivo con tío Bernard, cualquiera pensaría que es demasiado joven para encargarse de mí, pero abandonó sus estudios a los 19 años para cuidar de mi abuelo con alzeimer y de la librería familiar, así que me siento en buenas manos, aunque al principio fuera reacia a creerlo.
La verdad es que, a parte de todo lo anterior, de mis temores, y el hecho de que me odien en el instituto, estoy bastante bien ahora. »
Dejo un segundo la pluma apoyada en el mostrador y contemplo a una mujer que ha cogido el ejemplar de La Isla del Tesoro de R. L. Stevenson ilustrado a mano y, a pesar de ser una verdadera rareza, lo ojea como si se tratara de una revista barata. Por suerte tío Bernard también la ha visto y, con su blanca sonrisa y sus cálidas maneras, consigue que deje en su lugar el ejemplar y la conduce, con paso torpe pero seguro, hasta los cuentos infantiles.
«La verdad es, querido diario, que tío Bernard me malcría, me da todo lo que quiero o, mejor dicho, todo lo que cree que puedo desear. Ayer por la noche, a pesar de que yo rechacé la oferta el día anterior, insistió en que Noa, mi nuevo y único amigo, se quedara a cenar. Comimos pizza y jugamos al Scattergories, tío Bernard ganó una partida, en el resto arrasé yo; poco se imaginan que mi libro preferido era la enciclopedia y que, para desgracia de mi padre que prefería leerme relatos heroicos y leyendas, le obligaba a explicarme unos cuantos términos y personajes cada noche antes de dormir.»
Astrid me interrumpe tío Bernard —, siento molestarte, pero me gustaría saber si mañana estaremos solos Se frota las manos nervioso.
Sí, claro respondo sorprendida. Todos los domingos, desde que vine a Barcelona, los he pasado con él. Es nuestro día.
Sólo quería asegurarme, no querría ser inoportuno si has quedado con Noa… explica dejando el nombre de mi amigo suspendido en el aire, estudiando mi reacción.
Niego con la cabeza dando a entender que “nada de eso”. No sé que debe pensar de Noa, pero creo que le da demasiada importancia.
«Querido diario, he de ir despidiéndome, veo que han entrado dos clientes más, uno ha subido al piso de arriba y, hasta que tío Bernard aprenda a multiplicarse, tendré que atenderlo.
P.D.: Tío Bernard quiere hablar mañana conmigo y parece importante.»

lunes, 14 de abril de 2008

Nuevamente finalista en Hipálage

Buenas noches amigos y lectores,
Acaba de llegarme la noticia de que he vuelto a quedar finalista en los premios de la editorial Hipálage, así pues un microrrelato mío y un poema aparecerán en sus compilaciones.
Cuando hayan salido a la venta y puedan encontrarse en las librerías colgaré aquí ambos escritos.
Un abrazo con nuevas pequeñas ilusiones
Isi


viernes, 11 de abril de 2008

Noticias de "Casa de Títeres"

Buenas noches amigos y lectores,
Aquí os dejo colgados algunos links donde podréis ver más información sobre Casa de Títeres, además de algunos fragmentos del mismo y una entrevista que me hicieron en OcioJoven.
Un abrazo muy fuerte
Isi

Casa de Títeres


Información libro:
Título: Casa de Títeres
Autor/a: Isabel Del Rio Sanz
Editorial: Maikalili (Grup Senar)
Colección: Fills de la foscor
Género: Fantasía, Ciencia Ficción y Terror
Año y mes de publicación: marzo 2008
Idioma: Castellano
Páginas: 66
ISBN: 978-84-92496-12-9
Sinopsis:
Casa de títeres, primera obra publicada de la joven autora Isabel Del Rio Sanz, trata sobre la torturada y complicada vida de Anna. Historia de ficción, rodeada de ocultismo y tensión psicológica, muestra las pasiones y terrores del alma humana agolpe de pluma en completa desnudez. El relato nos habla de la niñez y entrada a la madurez de la protagonista, marcada por mentiras, engaños y traición. Casa de títeres habla de venganza, de un odio acérrimo y una completa desconfianza en el amor y las personas, diluido por la esperanza soñada de Anna.
Una obra trazada por la venganza, la magia, el erotismo y el amor.



miércoles, 9 de abril de 2008

Astrid, capítulo 6: Babilonia

Jueves, 21 de febrero de 2008

En Barcelona

Los jueves por la tarde ayudo a tío Bernard en la tienda. El día que me lo propuso, hace ya más de un mes, me negué en redondo, le dije que no quería perder mis horas libres en una librería vieja que huele a moho, él rió por lo bajo. Más tarde, cuando le pregunté porqué se había reído me contestó que papá le explicó cuánto me gustaban los libros y que le había ordenado la biblioteca de casa por temas, autores y, finalmente, alfabéticamente. Además, me había pillado más de una vez, en sus asiduas visitas a la casa donde antes vivía, oliendo los libros viejos y acariciando sus páginas amarillentas.
—Sé que compartes el amor por los libros de tu padre, te viene de familia Astrid —rió —. Tu abuelo abrió esta librería, yo continúo en ella, y a pesar de que tu padre no pudiera permanecer en la ciudad, persistió, aunque de otra forma, escribiendo.
Los jueves y viernes por la tarde no tengo clase, así que ayudo en Babilonia. Los sábados me paso el día atendiendo al público, y el resto de días estudio en la mesa del fondo del pasillo de arriba. Digamos que pasó más tiempo aquí que en el piso de tío Bernard.
El domingo, tío Bernard me lo dedica, me lleva a pasear por la ciudad, me ha enseñado el barrio gótico, el casco antiguo, el Carrer Tallers, la Sagrada Familia y la Pedrera,… pero mi lugar preferido es el Parque del Laberinto y, aunque no se lo he dicho, espero que vuelva a llevarme pronto.
La campanilla de cerámica negra de la puerta de entrada repiquetea y Noa, con sus pantalones anchos y una sudadera a cuadritos negros y grises, aparece despeinado en el portal.
—Hola Astrid —dice acercándose a mí con sus andares de chulo que le hacen asemejarse a un pato.
—Noa, estoy ocupada —le contesto colocando algunos libros desordenados en su lugar.
—Venga tía, ¿no te irás a pasar todo el día aquí encerrada? —dice haciendo una mueca de hastío.
Tío Bernard sale de la trastienda y observa a mi amigo, después me mira a mí, y una extraña sonrisa juguetona se dibuja en su rostro haciendo que su recién estrenado bigote rojo emule la forma de un arco longbow.
—Astrid, hoy no hay apenas clientes, ¿porqué no vais a dar una vuelta? Y, si tu amigo quiere, puede venir después a cenar, pediré una pizza —dice posando su mano en mi hombro y apretándolo con afecto.
—Pero tengo que ordenar todo esto —digo en tono de súplica señalando los libros fuera de su lugar, esperando que repiense su propuesta.
—Venga —contesta dándome un billete de 10 euros —, no te hagas derogar.
Con la chaqueta puesta y de morros salgo a la calle con Noa.
— ¿Es tu hermano? —pregunta haciendo un gesto con la cabeza hacia la tienda.
—No, no tengo hermanos —respondo enrollándome la bufanda azul turquesa alrededor del cuello —. Es mi tío, el hermano de mi padre.
—Vaya… -suspira sorprendido — ¿Qué edad tiene?
—27.
Me mira con los ojos muy abiertos.
— ¿Y tu padre cuántos tenía?
Ante aquella pregunta comprendo el motivo de su sorpresa.
—Mis padres se casaron muy jóvenes, mi madre me tuvo a los 20, y mi padre y mi tío se llevaban 5 años, tío Bernard es el pequeño.
Noa asintió entendiendo el porqué del aspecto juvenil de aquel que era ahora responsable de mi bienestar.
— ¿Y vives con él? —sigue interrogando.
—Sólo hasta que vuelva mi madre.
Noa gesticula unas palabras que no llegan a salir de sus labios y se dispone a preguntar algo más.
—Mira, esto no me divierte, así que si quieres que vayamos a algún sitio bien, sino vuelvo a la librería con mi “interesante” tío —digo mirándole amenazante.
Noa resopla y me da un golpecito en el brazo.
—Qué mala hostia tienes, tía —dice —. Me gusta, a eso mi abuela lo llamaba carácter. Venga, vamos a ver comics…

domingo, 6 de abril de 2008

Publicación "Casa de Títeres"

Buenas noches a todos,
Tengo una gran noticia que daros; no he querido publicarla antes pues todavía está un poco en suspenso y no quería adelantarme. Finalmente mi libro sale en abril con la tirada editorial de Sant Jordi.
Hay un par de cambios respecto a la información que he ido colgando aquí. Uno de ellos se refiere al título que ahora es Casa de Títeres, desde mi punto de vista mucho mejor que el anterior. Otro de los cambios es que el libro saldrá con la colección Fills de la foscor, la colección de Fantasía, Ciencia ficción y Terror de la editorial.
Casa de Títeres saldrá de la imprenta a finales de esta semana, o a principios de la siguiente. La presentación será a finales de abril, aunque todavía no puedo daros fecha y hora fija.
Todos aquellos que queráis asistir a la presentación, o reservar un libro, podéis mandarme un mail directamente a mí y os haré llegar todos los datos en cuanto los reciba.
Un abrazo muy fuerte
Isi ^__^
PD: Si visitáis este link
http://www.leelibros.com/biblioteca/index.php?q=novedades_editoriales/4 ya podréis ver la primera mención a Casa de Títeres

martes, 1 de abril de 2008

Astrid, capítulo 5: Noa

Miércoles, 20 de Febrero de 2008
En Barcelona

Del empujón mi bocadillo cae al suelo, el jamón se desparrama sobre las baldosas sucias, llenas de tierra mojada y cagadas de paloma.
—Estás loca, ¡Loca! —gritan las chicas de mi curso a coro.
Miro a mí alrededor. En el patio, los profesores encargados se hacen los sordos ante la posible pelea.
La cabecilla, una niña de media melena morena, vestida con minifalda y una camiseta que deja ver los tirantes de un innecesario sujetador de encaje negro, me vuelve a empujar riendo.
— ¿Qué pasa loca? ¿Por qué no te matas como tu padre? Él también era un bicho raro, ¿verdad? —empieza a reírse exageradamente en mi cara, incitando a las otras seis a que hagan lo mismo —Era un fracasado, un don nadie —dice acercándose más a mí, levantando el puño; va a pegarme, pero yo no hago nada, ya no siento ni rabia por sus palabras, estoy demasiado cansada.
— ¡Eh, tú, niña pija! —grita una voz desde mi espalda. Un chico alto y delgado, de cabello castaño corto y ojos grises se coloca ante mí — ¿Porqué no te vas a cacarear como hace tu madre? Ve a hablar de su padre como hace ella, porqué piensa más en él que en su marido, él sólo paga sus facturas, así que ¿quién es el don nadie?
Colorada, la cabecilla, resopla como si se hubiera aburrido y todas se alejan.
— ¿Estás bien? —me pregunta el chico mirando lo que era mi bocadillo —No les hagas caso, son unas calientabraguetas estúpidas.
Le observo, ahí parado, con pose de chulo, llevando unos pantalones anchos y una camiseta de manga corta negra en pleno Febrero. Me pregunto por qué habrá salido en mi defensa.
—Soy Noa, también soy nuevo en este instituto.
Le sonrío, supongo que sí hay algo que nos conecta. Me dirijo al baño seguida por mi nuevo amigo. Me lavo la cara con agua fría, intentando despertarme. Él espera, apoyado en la puerta, mirando al exterior.
Estudio mi reflejo. La verdad es que me parezco más a mamá: cabellos largos y ondulados, rubios; nunca me ha gustado el color de mi pelo, pero supongo que es un prejuicio, por lo de “las rubias son tontas”. Pero mis ojos son como los de mi padre, si hay algo en lo que me parezca a él es en mis ojos y mis secretos. Tío Bernard, en cambio, no se parece a papá, aunque supongo que es normal, papá fue adoptado a los diez años. Tío Bernard le quería mucho, él tenía cinco cuando papá llegó a su casa, siempre fue su hermano mayor.
—Bueno, ¿quieres la mitad de mi Donut? —pregunta Noa nervioso, viendo que me he quedado absorta, con la cara empapada, mirándome al espejo.
—Sólo si tú bebes la mitad de mi zumo —respondo secándome la cara con un trozo de papel de váter.
Él asiente riendo.