Si ha tenido algo bueno el encierro, ha sido la posibilidad de escribir sobre lo que observaba a mi alrededor y sobre lo que me hacía sentir. Las primeras semanas no pude leer ni escribir, tampoco dormir, las pesadillas me acechaban en la oscuridad y, como me sucede siempre que me veo atrapada emocional y psicológicamente, estalló la chispa. A día de hoy, puedo decir que reviso mi última novela y que seguramente podréis leerla cuando todo esto pase.
Enlace a EET, de Regina Spektor:
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Ilustración de Jenni Conde |