Hacer magia es abrirnos a un lenguaje más
antiguo que el ser humano, en el que encajamos como parte de un todo. Y ese
lazo espiritual con el resto de los seres vivos, con el planeta, con el
universo y la energía que lo constituye todo, nos permite obrar milagros, hacer
que los sueños se hagan realidad y ver más allá del velo. Porque toda acción
tiene reacción, y todos tenemos la misma energía, lo que nos diferencia es
nuestra procedencia y la forma de comunicarnos con la naturaleza.