TÍTULO: Polaris
AUTOR: Fernando Clemot
EDITORIAL: Salto de Página
SINOPSIS
Océano
Ártico, 1960. Todo ha cambiado en el Eridanus, un viejo barco de prospecciones
anclado frente a la isla de Jan Mayen. En pocos días las camaretas de la
tripulación se han convertido en calabozos y la despensa es una sala de
interrogatorios. Ahora es interrogado con saña el doctor Christian, el médico
de a bordo, enfe rmo y atormentado, con lagunas de memoria pero también
con repentinos fogonazos de lucidez que iluminan las zonas sombrías de su
relato.Sobre la tripulación aletea también el traumático recuerdo de la guerra
y la omnipresencia de la Central, la compañía naviera para la que trabajan y
que ejerce un estricto control sobre el barco a través de las cartas de
órdenes, un sistema a primera vista aleatorio y estúpido pero que encierra un
terrible enigma.
OPINIÓN
Encerrados, solos, aislados. Un barco y su tripulación,con una misión que los lleva lejos de toda civilización, a las costas de una isla rodeados de frío y viento, donde ni un alma les oiría pedir auxilio, donde la radio se silencia y sólo las voces de sus cabezas les acompañan a todas horas. Un experimento sobre sueños donde ellos son los sujetos de estudio, realizado por un doctor presa de sus temores, de recuerdos fragmentarios y culpabilidad. El mundo antiguo contra el nuevo. Un libro que nos lleva al límite de la cordura, donde ya no hay vuelta atrás.
“Callan
las voces y cesa también el ruido en cubierta: entonces puedo meditar sobre la
naturaleza del lugar en el que me hallo encerrado. No hay más luz que la de la
lamparilla de la mesa y apenas llega a iluminar los rincones. Es el mismo
cuartucho donde ha estado Kalendzis: allí lo había curado días atrás y todavía
quedaba en el aire una señal de víscera impregnada”.
Polaris es una metáfora de
nuestra sociedad, donde los individuos, como borregos, siguen las órdenes de
los que están arriba, sin hacerse preguntas, sin cuestionar su poder o derecho.
Donde esos individuos sin rostro nos manejan como marionetas para su beneficio.
Una sociedad donde el que pone en duda todo ese mecanismo es rechazado, es el
loco, el enfermo, el inadaptado.
“Ferrard
leyó las cartas y relató lo que ocurriría durante aquellas noches. No explicó
el capitán el porqué ni nadie le pidió que lo hiciera. A nadie pareció
importarle. Obedecían como el ganado”.
Una
historia compleja, llena de matices, oscura, angustiante y embriagadora, que
nos lleva a leer con lentitud e intensidad, a preguntarnos en cada capítulo qué
más, a parte de la trama, nos ha querido mostrar el autor, pues múltiples
secretos y verdades se ocultan tras la máscara de la novela.
“Tras
veinte minutos caminando nos detuvimos allí: había dejado de nevar y la luna
iluminaba el horizonte dejando en un claro toda la bahía. El aire estaba
congelado, extático. Se distinguía el Eridanus
anclado en el espigón más lejano del puerto: había luz en el puente y las luces
de proa y popa estaban encendidas. Más allá de la bahía se intuían también
lagunas y algunos acantilados hacia el Norte, de color blanco o rojizo. Hacía
viento y el cielo estaba despejado. El oleaje removía un mar negro como el
petróleo en cuyas crestas brillaban chispazos de un blanco eléctrico. Se veía
la línea de luces de la calle que habíamos dejado atrás, como marcada por un
tiralíneas. Me di cuenta de que estábamos arriba, casi a la misma altura que
las luces rojas del cerro. Inspiré hondo como si quisiera absorber toda aquella
miseria: Raufarhofn era un lugar tristísimo”.
He
sentido la desesperación, la impotencia y el asco. He seguido las pistas a
bordo del Eridanus, mezclados con
niñez, guerra y pesadillas, para llegar a la verdad.
“(…)
apenas hace falta la presencia del hombre para que el horror llegue con él, una
leve brisa de presencia humana ya lo despierta, lo arrastramos de forma
congénita. Quizá sea la crueldad nuestra característica más definitoria. La
crueldad es la aduana de la inteligencia. El hombre arrastra el dolor y el
delirio como una plaga (…)”.
¿Por
qué una tripulación probada y sensata acabaría enloquecida? ¿Qué ocurrió tras
la parada en Islandia y cuál es la razón de las nuevas órdenes desde la
Central?
“Fui un
estúpido fanático que pagó cara su cuenta. El hierro lame el hierro en la obra
muerta del barco como el metal lame la piel y taja la carne que se corta limpia
en filetes”.
Una
novela recomendada a aquellos que disfruten de las historias oscuras y con
fundamento, con la crítica social y la locura. No apto para temerosos del mar y
la psique humana.
Enlace
a la editorial:
Isabel del Río
Agosto 2015