jueves, 4 de diciembre de 2014

Reseña “El Vigilante” de Peter Terrin

TÍTULO: El Vigilante
AUTOR: Peter Terrin
TRADUCTORA: Maria Rosich
EDITORIAL: Rayo Verde
TÍTULO ORIGINAL: De Bewaker
También disponible en catalán con Raig Verd

Conocí a la editora de esta pequeña, carismática y emergente editorial cuando todavía trabajaba como Relaciones Públicas y Encargada del Foro de Excellence. Recuerdo que comimos juntas y charlamos sobre nuestros proyectos; yo estaba sumergida en Otros Mundos y ella muy emocionada con los nuevos títulos de Rayo Verde. Laura me pareció una persona interesante, amante de los libros y, sin duda, una gran editora por el amor y el detalle que volcaba en cada obra. Me contó con ilusión cómo había empezado todo: ella, su pareja y su bebé. Ahora la cosa ha cambiado y en este instante está en la feria literaria de México, buscando nuevas letras y ofreciendo las que ha descubierto.
Entre las novelas publicadas, hará un mes le pedí que me enviara El Vigilante, pues había oído hablar muy bien de él y la había ofrecido como una de las posibilidades en el Club de Lectura, quedándome con las ganas de seguir más allá de los primeros capítulos tras parecerles demasiado asfixiante.
El Vigilante de Peter Terrin es ganador del Premio de Literatura de la Unión Europea, pero por si eso no fuera suficiente como para empujaros a leerla, todos aquellos que la han finalizado de principio a fin me han devuelto la misma mirada caótica y aterrada que se me quedó a mí en la última página.
Una palabra para definirla: Locura.
En un principio parece una obra con una trama sencilla: dos hombres han de ocuparse de vigilar el sótano/parking de un gran edificio de lujo. Pero todo lo que puede llegar a ocurrir a partir de esta premisa es aberrante. Hay momentos que las escenas llegan a ser bizarras e incluso desagradables –y que diga yo algo así significa que terminé de leer un par de capítulos con verdaderas ganas de vomitar-.
Quizá algunos piensen: “¡¿Pero por qué cree ésta que me voy a poner a leer un libro así?!”. Bueno, si eres de estómago y corazón sensible, sin duda este libro no es del todo para ti, pero yo soy una persona poco impresionable, la mayoría de novelas tienden a dejarme más bien fría, y este me conmovió y removió hasta los cimientos.
NO es una obra gore ni de terror. Eso debo dejarlo claro antes de que os imaginéis lo que no es. Pero SÍ es una obra que busca entrar en nuestra mente y juega magistralmente con la psicología, con la aversión al encierro y al otro.
Dos vigilantes. Un sótano. No pueden salir del recinto. No pueden subir a los pisos más altos. Reciben sus suministros, de forma cada vez más espaciada y escasas, a partir de un mensajero en el que no confían. Sus únicas visitas son los empleados domésticos de los dueños de los pisos del edificio, pero un día se marchan y no vuelven. El tercer vigilante que les prometieron no parece que vaya a llegar nunca. Sus mentes, reducidas a una rutina agobiante y anodina, a una alimentación e higiene precaria, a una compañía casi enfermiza, empiezan a divagar… ¿Y si algo terrible ha ocurrido afuera? ¿Y si es una prueba de la compañía para ver si son capaces de ser vigilantes en otro servicio? ¿Y si los inquilinos les necesitan y ellos no suben?
“(…) una maravillosa metáfora sobre la sociedad actual y la soledad del ser humano”.
Como decía, una obra muy recomendable que no dejará indiferente a ningún lector.

Si quieres leer más:

Isabel del Río

Diciembre 2014