Un
viaje hacia recuerdos del pasado, hacia futuros posibles, hacia leyendas
antiguas y amigos presentes, eso es lo que he hecho este fin de semana: viajar.
El
sábado, a las 6 de la madrugada, salimos en coche desde Barcelona para estar en
Cálamo Infantil, Zaragoza, antes de las 12 del mediodía. El viaje fue divertido
y ameno, yo soy charlatana y mi compañero de locuras bromista, así que pasamos
un buen rato en la carretera. Una vez en Zaragoza, cuál fue mi sorpresa al
llegar a la librería Cálamo y ver que ya me esperaban.
Me
reencontré con amigos, como Sandra Andrés, escritora que conocí en la primera
presentación que hice en Zaragoza hace ya tres años en El Pequeño Teatro de los
Libros; también con amigos que sólo conocía por internet, como Lucía Arca,
escritora y bloguera que conocí a través de una entrevista para La Pluma del
Ángel Caído; y amigos lectores de todas las edades, como los componentes del
club de lectura infantil y juvenil de Cálamo, quienes ya leyeron la primera
parte de La Casa del Torreón con 9 añitos y me venían a ver este sábado con la
segunda parte bajo el brazo y un montón de preguntas.
Las
sonrisas, las charlas y las firmas fueron circulando por Cálamo desde las 11.45h
hasta pasada las 13h, algunos venían a saludarme antes de ir a atender
compromisos, otros venían a toda prisa antes de un partido con el cole, y otros
se quedaron durante la charla informal que compartimos unos cuantos a partir de
las 12.30h.
Fue
todo un placer ver de nuevo caras que recordaba de hace años y poder responder
a preguntas como: ¿y por qué Cris hace eso al final?
Después
de la firma de ejemplares y fotos de rigor, algunos fuimos a tomar una caña y,
de camino al Coso para comer, las sorpresas y risas continuaron.
Esa
tarde hice de guía por Zaragoza a mi ninja y, al día siguiente, a pesar de las
malas expectativas de primera hora –lluvia, fiebre…- viajamos hasta el Castillo
de Loarre y descubrimos los secretos de siglos y siglos que se esconden tras
sus torres y murallas.
Gracias
a todos por un fin de semana increíble y nos vemos muy prontito