Título: En
la Cripta
Autor: H.P. Lovecraft
Colección: Biblioteca de fantasía y terror
Editorial: Alianza Editorial
Últimamente
paso mucho tiempo en el metro y ¿qué mejor remedio al aburrimiento de las idas
y venidas que un buen libro?
Hace
una semana miré la librería que tenemos en el estudio, buscaba alguno de esos
títulos que nos regalan o compramos y guardamos para más adelante, pero
entonces mi vista se posó en un tomo un tanto ajado de los cuentos de
Lovecraft. Curiosamente fue un libro que regalé a mi pareja hace ya más de
cuatro años y que yo devoré a medias una noche lluviosa, metida en la cama y
cubierta hasta las orejas mientras sufría un molesto catarro.
Lovecraft
me ha perseguido durante toda mi vida, y no porque fuera una de sus grandes
lectoras, sino porque siempre ha habido alguien que hacía comentarios como “He
visto algo más allá de las posibilidades de mi conciencia, mi mente no logra
recordarlo, porque lo que mis ojos vieron puede llevarme a las puertas de la
locura, o más allá de la muerte…”. Esta clase de explicaciones y frases siempre
me fascinaron, pensaba, “¿de dónde las sacarán?”, porque después todos rompían
a reír y a hacer referencias a extraños seres/dioses de espacios remotos y
tiempos inimaginables.
Mucho
tiempo después de estas delirantes conversaciones entre cervezas y juegos de
mesa, encontré uno de los primeros libros que reseñé en Los Libros de mi Vida, La Casa en el confín de la Tierra, este
libro nos puede recordar mucho a la escritura de Lovecraft e incluso a uno de
los cuentos que hay en el libro que hoy estoy reseñando, y es que Lovecraft
bebió de la literatura de Hodgson.
Esta
novelita de Hodgson me hizo tomar el ejemplar que le había regalado a mi chico
y, entre ataques de fiebre, me puse a leer. Recuerdo que mi encuentro con sus
mitos y seres fue de lo más escalofriante, así que cuando estaba ante la
librería y vi el lomo desgastado me dije “¿por qué no?”.
Ya os
digo que leer a Lovecraft en el metro puede ser peligroso, ¿por qué? La literatura
que este autor nos ofrece te absorbe, te quedas medio alelado tratando de
imaginar o descifrar qué es lo que están sintiendo o viviendo los personajes de
sus historias y de pronto, ¡zas! Te has vuelto a pasar de parada.
A pesar
de los inconvenientes, es una lectura harto recomendable y os incito a leerlo,
sea en el metro, el bus, el tren o en casa, y decirme si a vosotros también os
ha hecho pensar que en vuestros sueños puede haber algo de aterrador, algo que
duerme en una ciudad enterrada por el océano esperando a que los planetas del
fondo de la galaxia se alineen con la Tierra y así puedan regresar.
Isabel del Río
Octubre 2012