Øbliviøn. Un
cielo tras otro
Francesc
Miralles
La
Galera
Ya hace más de una semana que
se celebró la presentación de la nueva novela de Francesc Miralles, donde se
confundieron literatura y música del mismo modo que en sus historias. Allí fue
donde conseguí mi ejemplar de Øbliviøn.
He de decir que Francesc lo ha
vuelto a conseguir, con cada novedad nos deja a la espera de un poco más, se
está convirtiendo en el dueño de una de las estanterías de mi librería
personal.
El inicio de la novela prende interrogantes
de sus páginas y nos obliga a pasarlas con rapidez para alcanzar las
respuestas. Un espejismo de infancia nos adentra en la vida de Sasha y nos hace
sentir la perdida, la soledad, la compañía de la amistad, la locura del amor y
la capacidad de creer en imposibles. Pero, ¿no es eso lo que ocurre cuando un
astronauta se enamora de un ángel de Marte? Ya nos confesó su autor que los
personajes de una canción de David Bowie le habían servido de inspiración.
Øbliviøn viaja
entre los sueños y la realidad, pues Sasha es un astronauta perdido en su
propio mundo al que la mayoría de las cosas le resultan confusas y ajenas. Será
Birdy, una joven independiente y guerrera que los lectores de Retrum recordaremos de la última entrega
de la saga, quién le ayudará a salir del abismo en el que se sumergió a partir del
momento en que se instaló con tío Zeus. Claro que, en las novelas de Francesc,
nada suele ser lo que parece, y un extraño lugar llamado Øbliviøn se
cruzará en su camino, un espacio construido a partir de retazos de leyendas y
deseos en el que sólo el amor y el delirio tienen espacio. En ese mundo
extravagante Sasha sentirá cómo le dan alas y al mismo tiempo lo reducen a
polvo, e irá más lejos de lo que se creía capaz para volver a ver a la chica de
los pantalones rojos, una aventura que le hará caer en las redes de un
peligroso experimento.
Los personajes, algunos
reencontrados con alegría, me han cautivado, especialmente la hikikomori que
ayuda a nuestro protagonista. La historia de amor me ha recordado, por su
pasión e imposibilidad, a Cris y su ángel nocturno en Retrum. Y el viaje de Sasha se me ha antojado un retorno a Ítaca,
una metáfora del reencuentro con aquella pieza que perdimos y sin la que no
encajamos en ningún lugar.
De nuevo, Francesc Miralles nos
ha dejado con la miel en los labios y aquí estamos, esperando desde nuestra
base lunar…, y nosotros no vamos a olvidar.